Problemas conceptuales



Una de las máximas que más he oído este año, posiblemente debido a las situaciones que asolan a mi familia, es que no existen enfermedades, sino enfermos. En un modo de decir que si uno no se siente mal o no quiere sentirse así, pese a lo que pueda tener pululando por su cuerpo, no debe considerarse enfermo. La palabra enfermo puede significar lo que sea según el diccionario de la Real Academia. Al final, si uno no quiere catalogarse así, basta con no quererlo, con armarse de valor y afrontar la situación como si en realidad estuviera sano.
El concepto de enfermo es ignorado en esta ocasión al considerar que nuestra mente asocia términos, los analiza y los interioriza hasta hacerlos reales. Uno puede estar sano, creer que está enfermo, sentirse enfermo y estar llenos de dolores pese a no tener nada. Dicen que es el poder de la sugestión, un poder muchas veces infravalorado por todos y quién sabe si, tal vez, funcione a la inversa. Uno está enfermo, se cree sano, se siente sano, resultado: no le duele nada. ¡Está sano! Sería genial ¿Verdad? Lástima que no sea así.
Psicólogos y médicos hacen especial hincapié en este problema conceptual. El enfermo -del latín infirmus-, que padece enfermedad, no debe sentirse así. No debe considerarse de dicho modo pese a que el RAE sea tan claro en este asunto, sin dejar lugar a la duda o a la libre interpretación. Es casi una filosofía de vida, algo que seguramente será muy importante para aquéllos que deban agarrarse a esta máxima, ésa que decía al inicio que afirma tan categóricamente que no existen enfermedades, sino enfermos, o mejor dicho: personas que se doblegan a la enfermedad. Personas que no luchan.
La oncóloga de mi hermana, por ejemplo, no dice la palabra cáncer en su presencia. Para ella es como si tuviera "cositas buenas y cositas malas", pero jamás cáncer. Como si el hecho de negar la palabra hiciera que la enfermedad desapareciera. En mi caso, por ejemplo, me es muy difícil decir la palabra oncóloga. Prefiero decir médico a secas sin hablar de la especialidad, pues me parece imposible hablar de oncólogo y que la palabra cáncer no avasalle mi cabeza. Cómo veis, son más ejemplos de problemas conceptuales. Pero dejando de lado todos estos detalles, voy a contar porque traigo esto al blog, pues si el personal sanitario tiene tan presente esta máxima de enfermos y enfermedades, no entiendo lo que vi el otro día.
Todo empezó, como si relatase un cuento, hace un par de meses. Estaba trabajando como cualquier otro día de diario. Había madrugado tras una noche sin dormir mucho (Por que a mí me gusta trasnochar, las cosas como son) y había llegado a la oficina con bastante sueño. A las diez de la mañana nos pusimos a desayunar: café y churros, ya que mi compañera había perdido una apuesta y le tocó invitarnos a todos, y poco después empecé a sentirme mareado. Mi compañera me había dado momentos antes una pastilla para la alergia porque estaba bastante perjudicado por esto del polen y yo le pregunté si estaba caducada, pues no me estaba sentando muy bien. Me fui a la farmacia y me tomé la tensión. Estaba alta, pero tampoco de un modo alarmante. Así que seguí trabajando hasta que los mareos se hicieron más fuertes. Y más y más. Me llevaron al ambulatorio y allí ya hice entrega a los médicos de los churros que me había desayunado en formato vómito. Me hicieron un electro y me dijeron que seguramente sería un trastorno digestivo, pues tras devolver, la tensión comenzó a bajar. No obstante, la médica que me atendió me aconsejó que llevase el resultado del electro a mi médico de cabecera: “No es que pase nada, que está todo bien. Pero hay algo que quiero que vea ella” me dijo y como entenderéis muy tranquilo no me dejó. Me dio los resultados y en un dorsal ponía en ingles algo que podemos traducir como: ritmo supraventricular anormal.
Mi médica me vio una semana más tarde. Tras ver el electro, decidió repetirlo y terminó llegando a esa misma conclusión: “Sí, está bien… pero te mando a un especialista”. Me hizo en varios días una toma de tensión por si podía diagnosticar hipertensión (que no pudo) y después me mandó hacer una radiografía para enseñársela al cardiólogo. Y claro, cardiólogo ya suena a palabras mayores. La cuestión es que tres semanas más tarde me hicieron una radiografía, me la pusieron en un sobre y ¿Qué leo en él? Pues leo lo siguiente: Hospital 12 de Octubre. Enfermo: Roberto Arévalo
¿Cómo qué enfermo? ¿No hemos quedado que no hay que sentirse así? ¿Por qué en un sobre del propio médico hacen alusión al hecho de estar enfermo (Cuando incluso puede darse el caso de que no lo esté) si luego aconsejan vivir en otra realidad? ¿No hubiera sido mejor poner “Paciente” o simplemente “Nombre” en lugar de “Enfermo”? A mí me chocó bastante, porque tras tanta charla de enfermos y enfermedades, creí que habría algo más de tacto por parte de la seguridad social. De hecho, cuando vi eso de enfermo me sobrecogí. Entre que me mandaban a un cardiólogo, la radiografía, todo lo que estaba viendo en esos días y ahora lo del sobre con el Enfermo dos puntos y mi nombre…
El asunto se zanjó este mismo martes, día que iba a la última prueba y a por los resultados. Curiosamente el mismo día que las noticias hablaban de un joven de 23 años que fallecía por un paro cardiaco (Imaginaos cómo me quedé al leer eso aún sin saber qué me dirían). Tras un holter que me hicieron en agosto (que menudo día me pasé con todos los cables engañados al torso y asándome de calor) y un ecocardiograma, la cardióloga me dijo que me puedo ir a hacer puenting, rafting o lo que me plaza, que a mi corazón no le pasa nada y ahora no puedo hacer otra cosa que reírme de aquel día que, tras recoger el sobre con el resultado de la radiología, leí aquello de enfermo, dos puntos, Roberto Arévalo y algo en mi interior se encogió. Tal vez tengan razón, no existen enfermedades, sino sólo enfermos. Aquel día, posíblemente, me sentí enfermo... pero no lo estaba.

Edito: Añado una justa corrección a la interpretación de "No hay enfermedades, sólo enfermos" que me ha hecho mi compañera Lola. Estos meses siempre escuché esa máxima en ese sentido, siempre por gente que tampoco es médico, ni enfermero. Sin embargo, la interpretacción real o a la que se refiere cuando un día alguien lo expresó, venía a significar (Y cito textualmente a Lola proque mejor yo no lo sabría explicar) los siguiente: "Esa máxima «no hay enfermedades, sino enfermos», tiene una lectura, una interpretación. Cuando uno estudia Enfermedades se accede a una serie de datos, de síntomas, de signos, de alteraciones de laboratorio o radiológicas... todo eso son elementos que se producen de forma estadística en la mayor parte de los que sufren esas enfermedades. Pero la biología es tan variada como personas hay en el mundo. La medicina no es una ciencia exacta, por ello se afirma que no hay una enfermedad general, sino que cada persona de forma individual manifiesta una patología de forma particular. De ahí lo complejo de la medicina, dado que requiere que el científico-medico sepa interpretar la biología de cada persona para llegar a un diagnóstico. Ejemplo: tu y yo somos diabéticos; pues tu diabetes será diferente a la mía y eso es lo que obliga a que diagnostico, pronostico y tratamientos deban ser siempre individualizados." Gracias, Lola. Nunca se acuesta uno sin saber algo nuevo.

3 comentarios:

  1. Hola Roberto: me dirijo a ti directamente. Ante todo me alegro de que estés bien y que lo que te pasó sólo fuera un susto a consecuencia de... ¿quién sabe?
    Esa máxima que justifica tu entrada de que «no hay enfermedades, sino enfermos», tiene una lectura, una interpretación que no es la que tú has hecho. Cuando uno estudia Enfermedades se accede a una serie de datos, de síntomas, de signos, de alteraciones de laboratorio o radiológicas... todo eso son elementos que se producen de forma estadística en la mayor parte de los que sufren esas enfermedades. Pero la biología es tan variada como personas hay en el mundo. La medicina no es una ciencia exacta, por ello se afirma que no hay una enfermedad general, sino que cada persona de forma individual manifiesta una patología de forma particular. De ahí lo complejo de la medicina, dado que requiere que el científico-medico sepa interpretar la biología de cada persona para llegar a un diagnóstico. Ejemplo: tu y yo somos diabéticos; pues tu diabetes será diferente a la mía y eso es lo que obliga a que diagnostico, pronostico y tratamientos deban ser siempre individualizados.
    Bueno, después de este rollo, el que ponga «enfermo» en un sobre, es derivado de que a los hospitales acuden enfermos reales o potenciales.
    Y lo de que la oncóloga no llame a le enfermedad por su nombre: cáncer, me deja pasmada. A no ser que tu hermana sea pequeña, que no creo.
    Sobre todo, siento la enfermedad de tu hermana, que espero se cure y se ponga bien pronto; y me alegro que puedas hacer puenting o rafting o silloning.
    Bueno, perdona el mega-rollo. Lo he escrito desde el respeto y el cariño y lo mucho que me gusta tu blog.
    Besos miles

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  2. Pues mira, Lola, todo el mundo que me hablaba sobre eso de que no existen enfermedades, me lo decía en ese sentido. También decir que era gente que no trabaja en el sector y claro, haremos nuestra propia interpretación de la frase. Jamás me hubiera puesto a mirarlo de ese modo aunque ahora que me lo dices, le veo mucho más sentido. Lo de la médica de mi hermana, te lo digo en serio. Habla así. A veces nos da la impresión de que nos considera medio tontos y nos lo explica con esas palabras para que no nos perdamos... y no, mi hermana no e suna niña. Muy joven para tener una putada así, pero no es una niña.

    ¡Besos!

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  3. Te envío un fuerte abrazo, Roberto, para ti y para tu hermana. Mis mejores deseos y mucha energía positiva de la buena, de la que te lleva a superar cualquier cosa. El que esa médica no utilice la palabra en concreto con vosotros, para mí, es un error. Uno afronta algo cuando sabe bien a qué se enfrenta. Llamar a las cosas por su nombre es el primer paso. Ella tiene una actitud que parece minusvalorar vuestra fuerza... que está claro que es suficiente para plantarle cara a eso y a más.
    Besos para ti y para ella, con todo mi cariño.

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