En clases diferentes



La próxima semana empezará el nuevo curso escolar y los niños y adolescentes deberán regresar a sus rutinas diarias, a sus obligaciones. Muchos lo harán con alegría mientras otros lo harán con cierto pesar, pues el inicio del nuevo curso traerá consigo una nueva etapa, un nuevo ciclo, algo que siempre da cierto vértigo. Un vértigo que se ve aumentado por una amenaza: no todos tus compañeros estarán en tu misma clase.
Los hay que repetirán curso, quedándose atrás, y los hay que irán a otra de las clases. Ya no estarán todos bajo la letra A. Algunos amigos serán trasladados a la clase B, los menos a la C y encima contigo tendras a un nuevo grupo de gente a los que apenas conoces (Pero ¿no iban al mismo colegio? ¿Dónde han estado todo este tiempo?)
Algo así está sucediendo en otros campos, ajenos a los escolares. Son campos imaginarios, virtuales, de esos de los cuales ya he hablado en otras ocasiones. El ciclo de Vana’diel ya está tocando a su fin y ahora se abre uno nuevo, Eorzea. Durante mucho tiempo viví, conviví, conocí, me divertí… y así un largo etcétera dentro de ese mundo inexistente que me distraía durante el tiempo que pasaba inmerso en él. Fueron muchas las personas con las que me topé, a las que más tarde puse cara y voz y asocié una personalidad real más allá de su alter-ego. Con el tiempo, muchos dejaron de “estudiar” (para continuar con el símil estudiantil) mientras que otros continuaron hasta este momento, el instante de dar el salto generacional. Ha llegado el día de pasar de la undécima entrega a la decimocuarta, de abandonar nuestros antiguos personajes para formar otros nuevos y vivir nuevas experiencias virtuales en un mundo diferente. Algo lleno de emoción pues ya no sólo viviremos nuevas aventuras sino que además tendremos algunos reencuentros con aquéllos que se fueron pero ahora vuelven.
¿El problema? Pues que llegado a este instante nos estamos dando cuenta que toda la gente que conocimos, como si estuviéramos en un colegio, irán a otra clase, donde estarán aislados de nosotros, pudiendo sólo coincidir en foros para contarnos lo que nos ha pasado, pero jamás podremos vivir la experiencia juntos.
Ya se están habilitando los nuevos servidores y estamos siendo testigos de cómo la comunidad española se está dividiendo en dos. Unos se irán a servidor, otros tantos se irán a otro provocando una compleja decisión. Fulano se fue a tal, Mengano se ha ido al otro lado y yo quiero coincidir con los dos, pero no puedo. He de elegir, y es curioso, lo que en realidad tengo que elegir no es si me voy a Besaid o a Gyshal, sino a quién prefiero: Mengano o Fulano.
La decisión puede ser más o menos sencilla a primeras de cambio. Es una simple balanza entre dos personas ¿Con quién te llevas mejor? ¿A quién no quieres perder? Sin embargo, mientras esa decisión llega la situación empieza a cambiar con la sucesión de otros nombres que se van colocando en cada lado, personas que ya han decidido y que a su vez complican más tu propia decisión, pues ya no se trata de una simple valoración, sino la suma y resta de las distintas decisiones ya tomadas por los demás. Lo peor es que en realidad te gustaría continuar con la misma clase, pero ya empiezas a entender que no será posible. Decidas lo que decidas implica perder a unos y ganar a unos pocos. Cómo único consuelo el hecho de saber que conocerás a gente nueva y eso hará que la nueva experiencia sea, en parte, diferente a la ya vivida.
Ahora, mientras decido que hago, creo que repetiré curso. Continuaré en Vana’diel al menos un poquito más.

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