Vivencias en Vanadiel: enemigos íntimos


Sonará extraño pero es cierto. En un juego online, dónde todos los jugadores se dan cita para olvidarse de su día a día, divertirse y pasarlo bien, también hay enemigos. Es lo que tienen las relaciones sociales, incluso cuando éstas se dan vía Internet, que nadie está exento de un choque frontal contra otra persona.
A mí me pasó dentro de ese universo llamado Vanadiel. Sí, yo me conectaba única y exclusivamente para divertirme, pero según fue aumentando mi implicación en el juego, más encontronazos fui teniendo con el resto de jugadores. Algo absurdo si tenía en cuenta que a todos nos unía lo mismo: el juego, y que todos estábamos ahí por motivos más o menos similares.
Para mí fue una demostración de cómo las personas, estén dónde estén, tienden a juntarse, a crear lazos o a romperlos. Durante el tiempo que estuve (y estoy) he podido ver de todo o casi: parejas que se han conocido mediante el juego, amistades que se forjaron durante la época en la que ambos estuvieron inversos en este universo y que perduraron ya fuera de él, y por supuesto, como titulo hoy; enemigos.
Los hay de todas clases. Personas que encabezan tu “Black list” por los motivos más dispares. Muchas veces, como sucede en la vida real, es una simple cuestión de piel. No es que haya pasado algo en concreto para que no aguantes al jugador tal. Pero es que no le soportas. Cada vez que coincides con él en algún lugar, cuando lees o escuchas lo que dice, su forma de argumentar, su manera de narrar las cosas. No. No puedes con él. Puede que sea porque se trata de típico sabelotodo, aquél que ya ha hecho todo antes que tú, que sabe más que tú y que presume de los conocimientos adquiridos ¡De un juego, como si de una carrera técnica se tratase! Todo esto hace que no lo aguantes ni un segundo, que enmudezcas con su sola presencia o que te marches. Te irrita hasta el punto de desesperarte… y un juego, que debía distraerte de los problemas y el día a día, al final te provoca uno nuevo.
Otra de las clases de enemigos íntimos que he detectado en Vanadiel fueron los que se crearon por un motivo en concreto. No los conocías antes de ese instante y termina siendo un acontecimiento lo que provoca la mala relación. Una supuesta colaboración para ayudarte a conseguir algo, y cuando sale, va el tío listo y te lo roba. O dos jugadores que coinciden en una misma búsqueda, algo que: o lo consigue él o lo consigues tú, dónde el triunfo de uno significa el fracaso del otro. ¡Ale, ya tenemos otro enemigo! Otro jugador que nos irá dedicando insultos en las ciudades del juego y que nos irá colocando mala fama con el único objetivo de intentar aislarnos del resto de la comunidad.
La última clase de las que yo he detectado de enemigo íntimo en un MMORPG es aquél que parte como amigo. Un jugador que conoces porque participa en tu mismo grupo. Al principio se entabla una buena relación. Se hacen cosas en conjunto y se avanza por el juego consiguiendo eso tan importante dentro de él: distracción y diversión. Hasta que tanto roce pone en evidencia las diferencias existentes más allá del alter-ego que se ha creado, dónde sale la personalidad real del jugador. Muchas veces se trata de choques de personas con un carácter similar, dónde ambos quieren imponer su manera de hacer sin ceder ni un ápice, dónde además, el tiempo de buena relación otorga un nivel de confianza –en realidad inexistente- dónde cada uno impone al otro. Al final se acaba como el rosario de la Aurora, y en muchos casos se termina implicando al resto de miembros del grupo. Yo he llegado a ver cómo jugadores se pedían la dirección para darse de hostias, y todo por comentarios hechos en un juego.
Al final, uno se encuentra que llega a estos mundos dónde desconecta de sus problemas para encontrar otros, dónde tienes que lidiar con aquél que te robo un artefacto cuando se suponía que iba a ayudarte, con aquel que mató al enemigo que te derribó y se llevó lo que buscabas a tiro hecho y con ese otro compañero al que no le diriges la palabra. Problemas banales muchas veces sin importancia en comparación con aquéllos que tenemos en la vida real, pero problemas al fin y al cabo que enturbian lo que debería ser tiempo para pasarlo bien. Por eso mismo digo que estamos ante un mundo paralelo, pero no muy distinto en muchos factores. Las relaciones entre las personas que habitan en él, terminan moviéndose y encontrándose casi de un mismo modo a cómo podrían hacerlo en otros lugares, incluso termina llegando el momento en el que se abandona al alter-ego para dar paso a la persona real.
Evidentemente, hoy sólo he hablado de los enemigos, pero también existe el otro extremo: grandes amistades y hasta parejas que se forman blandiendo sus espadas virtuales. Porque allá dónde existan relaciones sociales, hay sentimientos: buenos y malos. Y un MMORPG no es menos… tal vez sea lo que lo convierte en algo tan adictivo en algunas ocasiones, y tan peligroso. Aquellos que no saben separar los mundos, terminan viviendo en uno solo.

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