Agora te hará sentir



El sábado pasado volví, tras mucho tiempo, a una sala de cine para disfrutar, y esta vez, de una buena película. La elegida fue Agora, la película de Alejandro Amenabar que tanta publicidad está teniendo.

Agora es una película con dos lecturas muy importantes y con una intención clara, enseñar al mundo unos sucesos históricos de especial relevancia. Para ello, la acción de la historia se ve hilvanada con la acción de los personajes de un modo soberbio, enseñando historia en todo momento, pero sin que pensemos que estamos ante un documental. Es una gran película, de gran inversión, de preciosos escenarios, y de grandísimas actuaciones que logra lo más importante, hace sentir al público a la vez de mostrar un trozo de la historia más difusa y perdida, que apenas ha llegado a nuestros días debido a los miles de sucesos que han ido emborronando todo con maquillaje para evitar que viésemos lo que hay detrás.

La película nos traslada a Alejandría en un momento crucial, al borde de caer el imperio romano, la ciudad se ve envuelta en una vorágine de culturas obligadas a convivir; paganos, judíos y cristianos. Bajo este complicado escenario vive Hipatia, una filósofa que enseña a los alumnos sus conocimientos sobre el universo y los movimientos celestes. Es una mujer de ideales, que duda sobre todo, que cuestiona lo que hace falta, y todo por un anhelo; descubrir la verdad del planeta. ¿La Tierra está en el centro y el sol gira a su alrededor junto con las cuatro errantes Venus, Martes, Mercurio y la Luna? ¿El sol es el centro y la Tierra gira a su alrededor? Para ella, resolver este enigma es lo único que importa.

Complicada la labor de Hipatia en una época donde los cristianos empiezan una guerra para echar de Alejandría a todo aquél que no pertenezca a esta religión, a la cual, por cierto, ella no pertenece… La película desgrana cómo los cristianos se fueron haciendo paulatinamente con el poder, y cómo se complica a Hipatia sus labores de estudio ante una religión que afirma que ella, como mujer, debe permanecer callada, sumisa. Os hará sentir, os enfadaréis, os indignaréis con todo lo que sucede, con las guerrillas entre unos y otros, y descubriréis una historia que a pocos nos contaron. Lo demás, mejor descubrirlo vosotros, de verdad es auténtico y muy emocionante.

Salí del cine con un doble sentimiento: aquél de satisfacción de haber visto una gran película (Y no la de Harry Potter, basura comercial) y otro muy distinto, el del enfado (Pero es que yo soy muy ateo y las maldades de la religión me ponen de muy mala hostia).

Pero al margen de esto, de que ante todo estamos ante una inmensa película a la que sólo podemos felicitar a su director, me surgió una curiosidad. Cómo no, todos diremos que la película es española; director español, subvenciones del ministerio de cultura del gobierno español, colaboración de Telecinco de España y Canal +… y todo esto porque hay que apoyar nuestro cine. Pero, si hay que apoyar a nuestros directores ¿Por qué Alejandro no apostó por nuestros actores? ¿Por qué Amenabar, que pidió dinero del Estado para hacer Agora, contrató actores extranjeros grabando la película incluso en inglés?

Hace unos meses un amigo me decía que prefería ver películas en versión original porque el doblaje perdía parte de la esencia del actor a la hora de hablar, de enfatizar sus palabras. Yo, evidentemente, prefiero que estén traducidas para entenderlas, pero entendí a qué hacía referencia. Parte de un actor se pierde con el doblaje, y esto también lo sufrimos en Agora porque Amenabar, que pide que confiemos en el cine español, no ha confiado en los actores de nuestro país.
Eso sí, Grande Agora.

1 comentario:

  1. Supongo que la presión de tener que ser una cinta "comercial" y ser lo suficientemente competitiva en el mercado internacional para poder recuperar la inversión realizada (hasta el momento era la película española más cara de la historia, ahora creo que es Planet 51) obligó a tener que utilizar actores extranjeros.

    Considero que hay suficiente material patrio para poder hacer interpretaciones igual de buenas (sobre todo del elenco masculino). Ahora bien, ninguno de nuestros "buenos" actores tiene la suficiente proyección como para ser reconocidos internacionalmente.

    Sinceramente, no me imagino a una oscarizada Penélope Cruz haciendo de Hipatia (Rachel Weist creo que lo borda), sin embargo, hubiera apostado por Maribel Verdú. Inconveniente: no le hubieran dado el mismo presupuesto para hacer una película, que si bien tiene un punto lento, es de una calidad sonora y fotográfica dignas de ver en un cine

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