La clave del éxito


Diez ediciones han pasado, once con la que se emite actualmente, y no cabe duda que, nuevamente, Gran Hermano renueva su fortaleza. Lo puse en duda a dos semanas de su inicio, no me atrevía a augurar buenos tiempos para el veterano programa de Telecinco, y no lo hice por varios motivos: la propia crisis en la que estaba metida la cadena –y digo estaba porque este mes parece renacer cuando ya todos la dábamos por perdida-, y el agotamiento de la fórmula mágica. Diez ediciones no podían pasar en balde y pensé que, tras haber visto de todo, ya no podrían ofrecer nada nuevo.
Tal vez no lo hayan hecho, a lo mejor lo que nos están mostrando en el programa es un refrito de años anteriores pero con caras nuevas, pero lo innegable es que Gran Hermano sigue ahí, al pie del cañón: el resumen diario se suele colar entre los diez programas más vistos, la gala compite duramente con Cuéntame cómo pasó repartiéndose la noche (de momento van uno a uno), y las Webs que hablan del concurso han visto incrementadas sus visitas de un modo abismal... Hasta La Siete, la segunda cadena de Telecinco en la TDT, ha visto incrementada la audiencia, obteniendo buenos datos en los resúmenes que emite, y hasta en las reposiciones de la gala y posterior debate. Poco más de tres millones son quienes siguen el programa, los fieles, los de siempre... o como diría Julito del año pasado; los de casa, ¿El secreto? El casting y el nuevo juego.

No hay más que perder la timidez, dejarse de esa doble moral y mirar por la mirilla de nuestra tele para ver las explosivas personalidades que conforman el grupo de la undécima edición, todo esto avivado con el nuevo juego propuesto por la dirección del programa; esa casa espía que vigila a los competidores oficiales.

Este año tenemos dos casas; la oficial y la espía. La primera que vive Gran Hermano como siempre y la segunda que debe observar sin ser vistos para ganarse el pase a la oficial. Y es curioso ver a esos tres muchachos observando el concurso desde la cruz de cámaras, viendo en vivo y en directo lo que sucede, sin vídeos montados que pudieran ir con la intención de marcar el camino de lo que se vota. Y digo que es curioso porque ven y viven la experiencia de un modo distinto a como lo vemos nosotros y aun así sus percepciones no distan mucho de lo que hay fuera.

Pero a mí, lo que más me fascina de este año, son las personalidades de los concursantes, ver cómo se han alineado y sus estrategias –malas en su mayoría-. Nunca llegaremos a saber cuánto hay de verdad en los concursantes, me cuesta creer a esa Rebeca, agarrada a su muñeca diabólica, y hablando con esa ternura desmedida. Me cuesta cree en su ingenuidad porque tiene auténticos coletazos de cordura y astucia. Rebeca, envuelta en la magia infantil y la sensación de fragilidad, es una estratega de ese grupo a la que ella ha denominado ‘los bonitos’. La careta se cae por sí sola cuando entra en el confesionario y hace el respectivo análisis de lo que se vive en la casa, sobre todo con comentarios como: ‘A mí me interesa que estén los malos en la casa’ sabiendo lo necesario que es la presencia de esa 'pandilla basura' que se ha creado para alzarla a la final.

Ella no es la única estratega... la semana pasada, el primer trasvase de la casa espía a la oficial trajo a su lado a Hans, aún mucho más inteligente y sutil que ella. El cómplice perfecto para la mamá de la muñeca, quien en menos de siete días ha hecho temblar al grupo dominante, y ellos ni se han dado cuenta. Sus comentarios y sus percepciones son exactamente las mismas que la que empezamos a ver afuera. Es como si dentro de la casa se hubiera colado un espectador más. Y seguramente tendrá mucho que ver el hecho de que Hans sea un acérrimo del programa. Se conoce las reglas, los entresijos, las opiniones... Sabe que no ganará limpiando cristales, ni apoyando la opinión mayoritaria del grupo de poder. Juega solo, pero con educación y saber estar... y esas son sus grandes armas... Si sigue en esta línea, implicándose en la casa pero con legalidad, no me cabe duda que estamos ante un verdadero ganador, o al menos un finalista. Si a esto le sumamos las interesantes conclusiones que puede sacar junto a Rebeca... en fin, puede ser soberbio.

Hans puede ser un gran candidato para llevarse el premio sin que ninguno de sus compañeros se dé cuenta. Para ellos, él no es rival, aunque no saben que les está haciendo la cama por detrás. No obstante, aún en este inicio de programa, tiene a un duro contrincante. Arturo empezó a ganar enteros con su actitud, un poco chulesca, sí, pero auténtica y genuina. No entra al trapo fácilmente, pero hace lo que quiere. Vive por y para ese momento, el que está viviendo en la casa, olvidando estrategias, nominaciones y demás tonterías propias del grupo de ‘los feos’. El fecundator, apelativo ocasionado por el hecho de tener tres hijos con tres mujeres diferentes, podría ganar sin despeinarse, sin hacer nada especial salvo ser él mismo.

Y es curioso que se barajen estos nombres y no el de Toscano. Hace unas semanas hablé de la discriminación positiva, aludiendo a este muchacho quién, por el mero hecho de ir en silla de ruedas, podía gozar de una situación especial. Y tal y como vaticiné, al final, la audiencia no ve la silla sino la persona, para desgracia del murciano, que cuenta con esta baza para ser finalista, o mejor dicho ganador. Ruedas a parte, Toscano ha demostrado ser un chico casi sin personalidad, influenciable, dudoso. Su mala estrategia le ha posicionado como alguien prescindible. Me hace gracia que días atrás cuestionase a Pilar por decir lo evidente –la silla le daba un tratamiento diferente de cara a los compañeros, quienes podían temer en votarlo por la interpretación que se hiciera fuera- y luego él mismo contase con esa baza. La verdad es que podía ser un gran candidato a ganar, que ganó apoyos en el momento cero sólo por su discapacidad... apoyos que ya ha perdido en su mayoría.

Pero no puedo acabar ese resumen de las personalidades sin hacer, así a groso modo, un repaso por los integrantes de la pandilla basura, esas tres arpías capitaneadas por el maño: Nagore, Melanie, Tatiana y Juan. Personalmente no me cabe en la cabeza tanta torpeza a la hora de jugar a un juego que ya se ha emitido en diez ocasiones, y es más, que ya adivinen su mala jugada y persistan en su actitud. Son malos estrategas, orgullosos, mandones... y encima se creen todopoderosos. La unión, junto con el de la silla, les ha dado una posición privilegiada hasta hoy, pudiendo elegir los nombres de los nominados, una fuerza de poder que no gusta fuera. Pero a ellos les da igual quedar bien, por no importarles, diría que hasta prefieren no ganar y quedar como los malos. De momento se sienten imbatibles y esta noche pretender deleitarnos con otra jornada de nominaciones manipuladas con sus cuentas hechas del derecho y del revés para que nada se les escape... Parece mentira que no sepan dónde están, aunque esta noche Gran Hermano se lo recordará.

2 comentarios:

  1. He tratado de enviarte un correo pero no he podido. Soy poco amigo de comentar pero no me queda otra. He estado mirando, leyendo entradas del blog, incluso antiguas. Me ha gustado por lo variado de su contenido. Soy Adolfo Marchena, que he publicado también en Groenlandia. Sólo decirte que seguiré visitándote y me esforzaré por hacer algún comentario. Ah; he llegado hasta la entrada de las críticas que recibiste. Espero que esté ya todo superado. Por cierto la entrada de las palabrotas en según qué contextos muy buena.

    un saludo

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  2. Bienvenido, Adolfo y gracias por comentar. Anima ver movimiento por parte de las personas que se dejan caer (Así uno sabe que no escribe tanto al viento) Diría que se puede mandar un mensajes privados pinchando en el perfíl, pero no estoy muy seguro de ello. Me alegra que te esté gustando el blog, Aposté por la variedad precisamente para hacerlo más ameno y entretenido... Ah, lo de las críticas, ya está todo superado. Gracias ^^

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