La triste Navidad



Las calles vuelven a estar decoradas de luces multicolor, las tiendas atesoran árboles en sus esquinas y guirnaldas en sus escaparates. En los centros comerciales ya tenemos diversos pasillos dedicados a los juguetes y otros tantos a los dulces de la época. También suenan villancicos, Papa Noel ya ha desfilado por nuestras casas y ahora esperamos la llegada de los reyes de oriente… y sin embargo, pese a tener ante nosotros todos los elementos de cualquier feliz navidad, ésta se antoja diferente, triste, nostálgica.

Como cada año nos hemos vuelto a reunir con la familia y hemos devorado la comida cómo si fuera la última cena, pero esta vez lo hemos hecho simplemente porque tocaba, con desdén y desgana, y es que esta Navidad no está siendo como otra cualquiera, está siendo como lo ha sido todo este 2010: triste, apagada, nostálgica. Estos días son el último cartucho para muchas tiendas, que cerrarán después de reyes, o el pequeño balón de oxígeno que consiga que aguanten un poco más. Y es que la gente ya no compra, y no lo hace porque muchos están en paro, otros trabajan pero están sin cobrar. Algunos no se atreven a gastar por miedo a lo que pueda suceder durante el primer trimestre del 2011… el ritual consumista no ha impregnado el espíritu navideño y por defecto parece que no tengamos la Navidad.

Mientras, por otro lado, están los corazones solitarios. Hombres y mujeres que viven en una opresiva soledad, que ahora se acentúa ante la evidencia de que el resto está reunido con aquellas personas que aman. Los solitarios pasaron una nochebuena en soledad, como cualquier otra noche, pero la del 24 fue la más terrorífica de todas, la noche donde adquirieron verdadera consciencia de su aislamiento. El día 24 se sintieron más solos que nunca.

Y todo esto sin olvidar aquéllos que viven las navidades pasadas, las navidades dónde estaban los seres queridos que ya se han marchado. Desde que se fueron, dejaron a estos nostálgicos presos de sus recuerdos, recuerdos que se avivan como el fuego vivo por estas fechas. Recuerdan los años felices para mirar a su alrededor y ver todo lo que ya no tienen.

Pero lo peor de todo es ese convencimiento de que la situación no mejorará de cara al año próximo. Tiendas cerradas, empresas en quiebra, trabajadores sin cobrar… es parte de esta desazón que nos impide despedir este horrendo 2010 alegres de abandonar el año. Sabemos en el plano económico cuál será la alternativa, pero el problema es que la alternativa no será la solución, y si no la es, será parte del problema. Mientras, los solitarios seguirán solos y los nostálgicos recordando aquellos maravillosos años.

Entre los unos, los otros y los de más allá, vivimos una triste Navidad, unas fiestas apagadas que más que vivirlas, simplemente nos dedicamos a sobrevivirlas. Estamos ante círculo de odio y de negatividad. Alguien tiene que romperlo.

1 comentario:

  1. Yo soy uno de esos que ha pasado las fiestas en soledad, pero en mi caso voluntaria, y es que más de un año me ha tocado vivirla así y no siempre por voluntad propia. Y esos momentos sirven de reflexión para darse cuenta de cómo ha llegado uno a estar así.

    No son buenos momentos económicos, pero es que quizás nos acostumbramos a demasiado. Sí, suena duro y puede parecer oportunista pero debemos ser objetivos y ver que en poco más de 30 años hemos alcanzados unos niveles de consumo excesivamente altos, y desde luego, no podemos quejarnos de vivir mal. La crisis, y el paro ahogan especialmente, pero si se me permite ser un poco demagógico, podemos estar agradecidos de ser pobres en nuestro país. En otro lugar, las enfermedades o el hambre nos hubieran llevado hace tiempo, y en otra época no estaríamos saliendo el fin de semana, cambiando de móvil cada año, o comprándonos prendas de ropa cada vez que vieramos una oferta.

    Con ello no quiero decir que no nos podamos quejar, ni que hay una estrucutura de clases y de poder que se debería de reducir para favorecer la redistribución de la riqueza. Eso queda por descontando.

    Pero nosotros, y cuando hablo de nosotros hablo de más de 30 millones de españoles, debemos de replantearnos nuestras necesidades, y de que hemos vivido bajo crédito y con unas expectativas muy altas que desgraciadamente no se pueden mantener.

    Para acabar, un cambio de gobierno como muchos plantean, con una derecha que según dicen saber gestionar mejor económicamente, no son más que paños calientes para solucionar los problemas. La gente tiene mala memoria o no es consciente de las consecuencias de algunos actos. Hubo una época quizás en que las navidades era alegría derroche y todo parecía ir de fábula. Pero todo era un castillo de naipes alimentado por nuestra avaricia (léase burbuja inmobiliaria o burbuja de las .com) y por unos gobiernos que vendieron monopolios a precio de saldo (Endesa, Iberia, Telefónica,...) consieguiendo pan para hoy pero hambre para mañana.

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