El Gran Gimnasio



Cómo fiel al programa, ayer, como cada año, me senté enfrente de mi televisor para empezar a ver la nueva gala. Nuevo logo, nuevo plató, misma sintonía y Mercedes vestida de algo que no sabía definir qué era. Sin embargo, pasada la primera media hora… o tal vez algo más, cerré los ojos y pensé que en cualquier momento escucharía la voz de Emma García, de Tamara Gorro, la Virginia esa y la del chico con flequillo imposible. ¿Era Gran hermano o Hombres y Mujeres?

No voy a mentir. Con pesar, ese pegamento que nos dejaría pegados en la pantalla desde el minuto uno, como aseguró Mercedes, empezó a peder efecto a medida que íbamos descubriendo los rostros de aquéllos que están llamados a acompañarnos durante los próximos meses: un grupo de musculitos y de oxigenadas siliconadas en su mayoría. La mayoría sacada de agencias y a estas horas los rumores ya pasan a ser confirmaciones dónde podemos sacar conclusiones que no dejan más que decepcionarme como nunca antes me había pasado en la gala de presentación: un azafato de Toma Cero, el exnovio de Yola Berrocal, un amiguito del tonto tronista llorón, y en consecuencia, una extraña mezcla que no sé si será efectiva para aguantar durante mucho tiempo.

La trama inicial de la primera gala ni siquiera fue tan sólida como las de otros años.  Gh11 empezó con un ritmo frenético y haciendo de la gala 0 la mejor de todas las vividas. Un listón muy alto para la nueva edición que, lamentablemente no ha superado. Y no sólo no lo ha superado, sino que ha quedado muy por debajo a otras presentaciones, pues una vez vistas las dos casas, el resto era ver entrar a un batallón de personas provocando que sólo una incógnita volase en mi mente tras finalizar la gala ¿Cuándo estallará tanto ego y vanidad encerrado sobre cuatro paredes?

Nunca antes habíamos tenido tantos musculitos y tanta niña mona. El término de gente normal y de la calle se ve forzadamente disipado, quedando recluido en apenas cinco participantes, y encima ¡Qué cinco! Mejor dicho retiro esto último, pues ni tan siquiera los podríamos considerar gente de calle, de nuestra calle: el payaso de Micolor con gorra a juego, un coplero exseminalista pepero que esconderá mil y una represiones, una fresita aún más tonta… Tan sólo se salva el indio (el más cachondo por ahora), un chico que perdió la capacidad de oír (que luego puede ser más malo que Toscano) y el chico que de momento vive sólo con las mujeres, que es el novio o exnovio de la chica que vive con los hombres.

No quería escribir esto sin leer antes al Gato encerrado, el blogero por excelencia del reality, y aunque no lo diga con la misma claridad (Cosas de escribir para telecinco.es, diga lo que diga) creo que llega a la misma conclusión que yo. La primera impresión no es mala, es horrible. Y encima llega en la edición dónde GH se juega mucho: la undécima edición fue muy polémica, fue muy larga y para rizar el rizo, la duodécima llega cuando el sector ya dio el apagón analógico. Acertar con el casting era la labor más complicada y me temo que, de momento, han fallado pues blogs y foros están escupiendo los mismos argumentos que yo. El sentir de un mal casting es generalizado y la decepción primera es mayúscula.

No obstante, el gato recupera ese refrán que dice: “No dejes que los árboles te impidan ver el bosque” para que demos un voto de confianza a esta selección. Y si somos objetivos, nadie hubiera dicho en la gala 0 de gh11 que Indhira sería quien diese todo lo que dio mientras que Lis parecía darlo todo y al final no dio nada. Quien sabe, lo mismo este Gran gimnasio nos dé argumentos interesantes y nos deje pendientes de lo que suceda a estos nuevos ratones musculadísmos y fribradísimos. El problema es que empezaron mal: con un vídeo de presentación a cual más horrible. Pudimos escuchar unas cinco veces eso de “la gente cree que soy chulo pero luego se dan cuenta que soy buena persona” y lo arreglaron entrando y empezando a compararse con anteriores concursantes. La sombra es muy larga y lo que mejor podrían hacer es olvidarse de aquéllos que ya vivieron en esa casa y tratar de ser ellos mismos.

Por suerte, los de siempre siguen estando: el gato, el minutado y los asiduos del foro. Eso hace que, al menos, merezca la pena seguirlo un poco, expectantes por lo que pueda suceder si es que sucede algo más que sentadillas y flexiones. Por lo pronto vimos al Na'vi (demasiado pronto para retener los nombre de los 20 concursantes) intentando ligar con la única fémina de su casa. Vamos, que la meó antes de que sus semejantes se adelantasen, y lo hizo sin saber que en la casa de enfrente está el novio-exnovio o lo que sea de ésta. Marcando territorio desde el minuto uno. El gorras colorido familiar lejano de Steve Urkel quedó traumatizado al entrar en una casa donde todo es blanco, el hindú -Apu de ahora en adelante- tuvo varias mofas sutiles (pero claro, a sus compis les faltan neuronas para pillarlas) mientras que en la casa de las chicas todo fue un gallinero de dónde poco pudimos extraer salvo que encontraron la cápsula que Ángel dejó en la pasada edición.

La vida en directo ha vuelto a empezar. A ver cuánto aguantamos…. ¡Qué dios nos asista!


1 comentario:

  1. Ayer no aguanté la presentación de todo ese gallinero y a las 23.30 me retiré a hacer otros menesteres ante mi desesperación por ver tanta gente artificial.

    El sexo vende y ayer, hasta la Milà con ese escote, lo rezumaban por todos los poros. Hubiera sido una muy buena edición para buscar personas más cercanas a la normalidad. Y no digo que esa no sea la realidad, de hecho si lo piensas friamente se parece más de lo que nos gustaría, pero quisiera pensar que existen ,entre los más de 60.000 que se presentaron al casting, hombres y mujeres para los cuales su físico y el que dirán no son los motores de su vida.

    En fin, nada nuevo en el horizonte y para colmo las tramas internas, exceptuando los "no novios", son bastante flojas a priori.

    Por cierto, ya ha comenzado XFactor y aunque están en la fase inicial creo que ya hay unas cuantas actuaciones dignas de mención.

    Saludos

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