Final Fantasy XIV primer análisis: el producto inacabado


Esta semana hemos podido hacernos eco de los primeros análisis de algunas Web’s de videojuegos para la segunda entrega online de la franquicia más importante de Square Enix y decimocuarta en su numeración total, unos análisis que, dicho sea de paso, son muy dispares. Desde el ocho de Vandal al cinco de Meristation, una diferencia bastante apreciable para evaluar el mismo producto.

Sí que es cierto que ambos análisis son muy diferentes. Se nota leyendo cada uno de ellos que el de Vandal fue escrito por un fan de la saga mientras que el de Meristation fue por un detractor, bien de Final Fantasy en general o de la nueva política de Square Enix (uno de esos que no sale de la séptima entrega). El análisis de Vandal se pierde en detalles insignificantes o ya muy repetidos, como dedicar dos páginas a la historia de la saga o a comentar casi al dedillo detalles menos importantes mientras que Meristation casi ralla en la reiteración de los fallos, que los hay, de esta nueva entrega hasta el punto de catalogarlo como el peor MMO actual. Pero ¿Qué hay de cierto?

Para alguien que vivió en Vana’diel durante tanto tiempo y que ha esperado la llegada de Eorzea con tantas ganas, la primera sensación sí es algo agridulce. Estamos ante un juego con un nivel grafico extraordinario, que asombra al jugador al instante, maravillándolo de tal manera que cree que está ante la obra maestra que los MMO’s estaban reclamando. Square Enix ha hecho lo de siempre en este sentido, despuntando del resto ante una calidad muy superior. Pero ¿Qué pasa transcurridas las primeras horas de juego?

La sensación maravillosa inicial empieza a disiparse del mismo modo que sucedió con ffxi, cuando uno empieza a sentirse muy perdido. Nada ni nadie es capaz de orientarte sobre el vasto mundo que se vislumbra ante el nuevo jugador, apenas existen tutoriales que ayuden el inicio, no hay datos sobre qué hacer y tan sólo se puede caminar como quien llega a una nueva ciudad e intenta orientarse dejando pistas de la ubicación de las cosas. A mi me resultó un poco complicado, pues esta labor la suelo empezar desde lo que se suele decir “nuestra casa”. Aquí no hay. El jugador no dispone de un lugar que pueda utilizar para dejar sus cosas, los materiales que recolecta o los objetos que recoge. Por lo que el punto de partida se empieza desde el lugar donde se activan las misiones: el guild.

Tras andurrear un buen rato por la ciudad de Ul’dah, la sensación de desorientación empezó a dar lugar a otra sensación mucho peor: la de perplejidad. Uno no tarda en darse cuenta, no en los errores del juego, sino en las ausencias más que inexplicables. Digamos que, si hubiera una carrera para crear un MMO, la primera clase sería aquella que toca los conceptos básicos y que FFXIV, incomprensiblemente, no tiene. No existe un sistema de búsqueda de personas: ni por nombre, ni por ciudad, ni rango… nada. Según llegué y traté de encontrar a mis amigos, me vi ante la imposibilidad de algo tan básico como eso. Tampoco hay casa de subastas. Square Enix dijo que quería controlar la economía al menos en su inicio, evitar que los jugadores empezaran a especular con ciertos objetos y los subieran de precio. De ahí que hubieran implementado un sistema de bazares horrible y asqueroso que consiste que, cada uno con una mula, vende en un área habilitada (y lageadísima). Esto provoca que la oferta y la demanda estén completamente descompensadas. Nadie sabe quién tiene un objeto ni por cuanto se puede vender, dando una sensación aún mucho más caótica que hace que estemos más perdidos todavía. Y para el colmo, apenas existen tiendas con los primeros atuendos, esos que son tan básicos como horrendos. Si quieres algo, lo tienes que comprar a otro jugador casi por obligación o hacerlo tú mismo. Saber a quién compras y si lo haces por un precio justo es cuestión de suerte.

El interfaz del juego es otra de las cosas más extrañas que he visto. El de ffxi es muchísimo mejor y eso que fue elaborado en el 2002. ¿Acaso no debería haber evolucionado hacia delante? Pues no. FFXIV presenta un interfaz complejo y enrevesado. No porque el juego lo sea, porque no lo es. Sólo lo es el interfaz, obligándote a dar a miles de botones o clicks para poder moverte, con su consiguiente pérdida de tiempo.

Meristation habla de todo esto rallando en sus comentarios para despreciar al juego y luego hace otros comentarios ya más que absurdos, que mirados desde fuera parecen estar hechos con el único pretexto de desprestigiar el título. Hablan del poco contenido actual, algo más que evidente. Pero si tenemos en cuenta que según dicha página Web el Dissidia no tenía unos escenarios acordes con la saga, comprenderemos que en Meristation normalmente hablan de Final Fantasy gente que no juega a Final Fantasy. Si hubieran tenido un poco más de perspectiva y hubieran probado en su día mínimamente el ffxi (Al cual ahora alaban, cuando nunca antes se detuvieron a tenerlo en cuenta) hubieran sabido que lo que existe hoy en Eorzea es una mínima parte de lo que habrá en un futuro. FFXI empezó igual de pobre (Y siendo un título mucho más difícil) y con el tiempo el contenido fue llenando a Vana’diel. Hablan de la ausencia de chocobos en ffxiv y de las invocaciones cuando la undécima entrega tuvo la misma ausencia en su inicio, siendo un año más tarde cuando Ifrit, Shiva y toda la comparsa hicieron acto de presencia.  A mí, personalmente, la falta de contenido actual es lo que menos me preocupa. Sé que pronto habrá más y con el tiempo será mucho más.

FFXIV de momento ofrece muy poco, más allá de los bellos paisajes de un mundo increíblemente grande, y del cual debes recorrer a pata. Tiene unas misiones principales fáciles que consisten en hablar con una serie de npc’s  y unas búsquedas que reportan más experiencia que yendo por el campo aniquilando presas, y que encima puedes regular la dificultad para poder hacerlas solo. De momento no veo esa necesidad de hacer party, lo que hace que las siglas MMO pierdan cierto valor. Es como si pudiéramos jugar a un juego donde nos cruzamos con más gente, pero no es tan necesario unirte a nadie.

Ahora, el mayor acierto que he visto es el nuevo sistema de crafteo, con búsquedas específicas para poder subir los trabajos sin coste alguno. En FFXI sufrimos un alza de precios que hacía más rentable comprar un producto hecho que los ingredientes para hacerlo tú mismo, y en consecuencia aquél que quisiera subirse alguna clase debía, por fuerza, perder dinero. Aquí, al menos, están estas quest que permite subir sin perder. Además, el minijuego del trabajo está mucho más elaborado que el sistema planteado en la undécima entrega (aunque también se tarda más). Curiosamente, para Meristation ha resultado aburrido y absurdo esto también (Vaya por Dios)

Hay otros errores, como el lag en algunas zonas. Y aunque Square Enix ha afirmado que ya está trabajando en ello para resolverlo, bien podemos pensar que puede ser problema de nuestra conexión o nuestro equipo (Aunque Meristation no contempla esta posibilidad) Sabemos que el juego requiere mucho para los ordenadores actuales, como pasó en su día con FFXI, y que lo han hecho tan potente precisamente porque tienen perspectiva para que el juego dure muchos años y no quieren que, pasados unos tres años el aspecto quede desfasado. Si en su día FFXI lo hubieran hecho para equipos menos potentes, hoy parecía mucho más viejo.

En definitiva, en este primer análisis (Pues estos juegos evolucionan tanto que quedarse con la primera impresión sería un error) queda cierta sensación agridulce. Nos han presentado un sistema de batalla diferente al anterior y más acorde a otros MMO, nos han facilitado la subida de nivel y el hecho de poder hacer cosas sin esperar una hora o teniendo que jugar durante mucho tiempo consecutivo para poder prosperar, nos han recreado la vista con los mejores gráficos en un MMO hasta la fecha y nos han edulcorado los oídos con la música de Nobuo Uematsu. ¡Pero! Apenas nos han puesto contenido inicial, no podemos buscar a la gente, el interfaz el lioso sin necesidad, es complicado consultar el histórico del chat, la economía está descompensada, tiene mucho lag, ¡no podemos ni ordenar nuestro inventario! cosas que en ffxi ya tenían muy trabajadas con sistemas que funcionan. Si algo funciona ¿Por qué cambiarlo? En este caso, querer ser los más novedosos del mercado les va a salir caro, pues son errores y ausencias tan extrañas que emborronan todo el excelente trabajo que hay detrás, haciendo de este juego un producto inacabado por capricho. ¿Tal vez debió estar en el horno un año más antes de salir al mercado? ¿Estos meses de diferencia entre la salida del juego en pc y play3 es una beta de pago en cubierta?

Ahora, pese a todo, el juego me sigue llamando la atención y me apetece mucho evolucionar junto a él. Pero, de momento, por mi parte se queda con un 6,5.  

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