Vivencias en Vanadiel: el primer día


Tras las dudas de la semana pasada, y mi finalmente vuelta a ese mundo virtual, he pensado en traer al blog un poco de ese extraño mundo que puede ser para muchos como familiar puede resultar para otros. Una oportunidad para aquéllos que no saben de qué va como para otros para que se les dibuje una sonrisa al recordar cosas que, seguro, también experimentaron ellos.
Así abro una nueva línea de este blog tan poco literario, tan poco especializado en nada, dónde aquí el presente espera que la gente lea, aunque la gente a veces no sabe qué en concreto. El momento de echar la memoria atrás y traer al presente las aventuras que viví, o que vivió mi personaje, a este blog… porque pasó de todo. A cada cosa más curiosa.
Jugar a juegos, y más si éstos son on-line, suele provocar que la gente te tache de friki. Asumimos que este mundo es algo peligroso, de gente rara, antisocial que no sabe hacer otra cosa que estar pegado al teclado de su ordenador. Es un estigma que cada usuario termina aceptando. Es imposible luchar contra los prejuicios de la sociedad y al final uno opta por asumir la condición de raro que uno recibe en cuanto se adentra en este tipo de aficiones.
Yo llegué a Vanadiel, mundo virtual de FFXI, no porque buscara una experiencia on-line. Precisamente su carácter multijugador y el idioma me frenaron bastante antes de decidirme si jugar o no. Todo eso más el añadido de tener que pagar una cuota, hicieron que la balanza no se decantase a favor de este título en un principio (En los días previos a su lanzamiento en Europa). Es como pagar por ver la tele. La mayoría de la gente no concibe esa idea. Pues a mí me pasaba algo similar cuando empecé a meterme en Internet para recibir información del juego.
Había acabado FFX  no hacía mucho y veía como la siguiente entrega “normal” aún quedaba muy lejos. No había más títulos de interés y por aquel entonces mis experiencias como jugador sólo se centraban en esta saga. El resto de juegos no eran demasiado atractivos. Jamás me pasé otro título que no llevase las letras de FF en su portada, porque los argumentos que presentaban no eran atractivos, también es cierto que entonces indagaba bien poco en los demás. Demasiado mata-mata sin sentido para alguien que, ante todo, buscaba una buena historia.
Al final me arriesgué. Total, el primer mes era gratis y normalmente un juego me solía durar menos. Así me hice con mi copia y llegué al primer inconveniente. Sabía que estaba en inglés pero creí que sería más fácil ponerme a jugar. Empezaron a pedirme claves, Contend ID, y yo me preguntaba qué demonios era eso. Fui de una ventana a otra para luego tener que actualizar durante algo más de dos horas.
Todo estaba listo. Había llegado por fin a la pantalla del título y pude ver la introducción. ¡Dios, cómo me gustó! Pero no me enteré de nada. Evidentemente, la voz en off hablaba en inglés. Así pues tuve que imaginarme qué intentaba explicar en función de lo que estaba pasando en la animación del vídeo. Así llegué a la primera gran decisión del juego. Luego no lo fue tanta porque no fue la definitiva. Me plantaron ante el sistema de creación del personaje. Elegí un humano, varón y elegí dónde quería nacer: Sant d’Oria y de pronto: Welcome to Valefor.
Al principio todo era demasiado extraño. Era la primera vez que me movía por un juego on-line y me había saltado un vídeo con un elfo hablándome. ¿Era otro jugador? No, era un vídeo de presentación del la ciudad que había elegido. Luego ya pude empezar andar por las calles de aquella ciudad virtual, dónde un sinfín de personas con interrogantes en la cabeza caminaban a mi alrededor. Otros llevaban una perla y los menos una especie de mundo con una M encima. Y yo no entendía nada. Sólo que con aquel interrogante era como si me estuvieran señalando con un dedo para decir: “Mirad, un novato” y toma si lo era.
Así, con toda la alegría del mundo, decidí salir fuera de la ciudad. Quería empezar a pegarme con alguien. A las afueras, cerca de la muralla había un montón de personas, algunos corriendo, otros quietos, otros pegándose con algunos conejos que pululaban por las mediaciones. En la ventana de conversación pude leer algunas conversaciones, estaban en otro idioma pero algo sí cogí. Comencé a andar y de repente se me señaló el nombre de otro jugador. Salió una animación azulada encima de mí y yo me asusté. No sé qué había pasado pero arriba de la pantalla había salido un icono que no tenía antes. Luego me di cuenta que me había echado una magia de protección. Puse un simple ‘thanks’ y el personaje me hizo una reverencia para después continuar corriendo por la pradera.
No tardé mucho en morir, más o menos como diez minutos, pero no pasaba nada. Volví a mi casa y salí de nuevo al campo de batalla, ahora sin dejar de preguntar si había alguien español que me entendiera. Necesitaba que alguien me explicara de qué iba el asunto. No tardé en recibir un mensaje en color rosa de un americano que hablaba español que me preguntaba qué necesitaba y yo, incapaz de saber comunicarme con él, le respondía en el chat general hasta que finalmente me contó cómo se comunicaban los usuarios sin molestar a los demás.
Ese usuario, que no recuerdo su nombre, fue quien me explicó como se pegaba, como se aprendían magias, como se evolucionaba… en unas frases sencillas que tuve que coger al vuelo. Pero ahí no había muchos españoles. Me dijo que en aquel servidor casi todos hablaban en inglés lo que contribuía a mi desilusión por aquel juego. Sin gente con quién entenderme, todo se me hacía más difícil. Sin embargo aquella conversación ya iba vaticinando que no estaba ante un juego normal. Estaba hablando con otra persona que, como yo, jugaba al juego. Para alguien que no estaba acostumbrado a ello, la sensación fue muy curiosa. Satisfactoria al conocer a otro que también le gustaba lo mismo.
Desconecté por aquel día e indagué por Internet en busca de más información sobre el juego y su comunidad. Y buscando entre un millón de páginas caí en http://www.ffmaniacs.com. Era una página de fans del FF y jugaban al FFXI, dónde narraban mil y una historia que parecían ser muy emocionantes. Estaban en otro servidor y decían que eran muchos. Contacté con el admin. de la página, un tal Kta, y al cabo de unos días recibí un correo con un código para poder entrar en el servidor en el que estaban. Me creé otro personaje, éste se llamaría Daray, pero seguía siendo humano. Elegí otra ciudad para ver otra diferente (Windurts) y entré en el servidor Ragnarok. Allí me esperarían muchas aventuras. Ahí conocí a mucha gente, aunque entonces no sabía todo lo que se me veía encima… Pero eso ya para otro día.

1 comentario:

  1. Otra vuelta más de Daray a vanadiel, a ver que resulta de esta:D, si te va bien ya me iras contando a ver si me animo a volver a resucitar al pequeño Ghanku :D

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