Pero ¡Qué cachondos somos!


Ayer ya se abrieron las votaciones para los más de trescientos candidatos para representar a España en Eurovisión. Es curioso, a pesar del gran rechazo que muestra una parte de la población hacia este concurso y la animadversión de cantantes de sobrada fama por participar en él, esta convocatoria siempre goza de una gran respuesta. Cantantes nuevos y ya conocidos que intentan una oportunidad para darse a conocer, para mostrar su trabajo, su música.
Diría que los más de trescientos candidatos no piensan en ganar en Oslo en el próximo mes de mayo. La finalidad última es darse a conocer aquí, en España, siendo ya muy pocos quienes tienen alguna aspiración en que su música suene en Europa. Para la gran mayoría de ellos, llegar a la gala final en la que TVE decidirá el nombre del representante y gozar de tres minutos en prime time en la cadena pública es un sinónimo de victoria. Durante un breve periodo de tiempo, una audiencia mayoritaria les va a escuchar, un público potencial y, quién no les dice que también un productor que vea en ellos algo más que tres minutos de canción festivalera.
No obstante, a pesar de los pesares, no todo lo que se presta a este concurso busca una notoriedad profesional. No todos los candidatos quieren darse a conocer por su música. Hay muchos que, sin ningún conocimiento, ni tan siquiera aspiración por cantar, deciden presentarse con canciones malogradas. No quieren vivir de la música. No son cantantes. Sólo buscan fama o sabotear un concurso que tan poca seriedad goza hoy en día.
Yo soy de los que piensan que Eurovisión no es lo que era. Tal vez nunca fue lo que pensábamos. Existen muchas variables en este concurso continental que hace que la victoria no sea siempre merecida, o mejor dicho, que no se obtenga gracias a la música: finalidad última del concurso. Para gustos siempre estuvieron los colores, pero sorprende que todos los países (España y alrededores entre ellos) voten siempre casi lo mismo, provocando así que las victorias se muevan entre aquéllos que más aliados cuentan. No es un concurso musical, es una guerra donde lo que prima e impera son las relaciones de antaño. Pero aún con esa percepción, creo que el festival, como plataforma de cantantes conocidos o nuevos, sí existe. Aunque sólo sea para incentivar o promocionar la carrera de los representantes dentro de sus países (¿Qué hubiera sido de David Civera sin Eurovisión?)
Mientras haya cantantes de verdad dispuestos a representar a la cadena pública, deberíamos olvidar los intentos de frikismo exacerbado que se presentan buscando notoriedad. Ya sucedió hace dos años, cuando el personaje de Buenafuente logró ganar gracias al sentido del humor de la audiencia votante y este año vamos camino de lo mismo.
Karmele Marchante, ahora transformada en Pospstars Queen, encabeza las votaciones con bastante diferencie de Coral, la segunda de momento. La periodista de corazón, caricaturizada en ella misma, gana a cantantes de verdad porque ¡Somos un país de cachondos! No hay duda que si lo está consiguiendo es gracias a lo mediato de su personaje, a su plataforma en Telecinco y, por qué no, por los miles de personas que detestan el festival. Votar por Internet es gratis, e incluso si hubiera que pagar mandando un sms, seguro que también lo conseguiría. Ella, con ese tema pésimo y cutre, gana a otros tantos por el ferviente deseo de los españoles de... ¿No participar en Eurovisión?
La periodista del corazón no es la única muestra de frikismo. Cómo todos los años, tenemos candidatos de todos los gustos –de los míos, poco a decir verdad- y muchos de ellos son primos hermanos de este nuevo género musical que alcanzó su máxima expresión con Chiquilicuatre en el 2008. No tenéis más que dar una vuelta por la Web del programa para ver a qué clase de gente me refiero. Sin embargo, a pesar de la pésima canción que presentan, apenas están logrando votos. Posiblemente, sólo familiares y amigos directos están sucumbiendo a la broma, y la única diferencia que existe entre ellos y el tsunami de Marchante es la capacidad mediática de la periodista. Sin ella no me cabe duda que no tendría los 20.000 votos que lleva acumulados, y que su marcador no distaría mucho del de Carola y Alfredo de Logroño, con apenas 300.
Sin Marchante en la lista, Coral sería quién más opciones tuviera de alzarse con el triunfo. Y es curioso, Coral fue quién perdió contra Chikilicuatre en el 2008. ¿La mala suerte de un personaje mediático ajeno al mundo de la canción, provocará que la muchacha tenga idéntica suerte? Sinceramente, diría que no. Las nuevas normas de TVE hacen que la elección del candidato sea una media aritmética entre público y jueces, medida preventiva tras el chiki-chiki. Es posible que Karmele termine siendo la más votada en esta fase, que llegue a la gala de TVE acompañada de los coros del resto de colaboradores de ‘Sálvame’, e incluso que sea de nuevo la más votada. Pero el jurado no ratificará esta victoria. Le dará una puntuación baja, o tal vez la más baja, y la broma de Marchante morirá en esa misma gala, dejando como víctima al candidato que quede en la undécima posición, que perderá la opción de clasificarse y mostrar su tema en prime time, sólo porque el circo de ‘Sálvame’ se trasladará por una noche a la cadena pública.
Yo no suelo votar para Eurovisión. Me gusta ver la gala final con todos los países, pero nunca he participado. Ni en la votación europea ni en la elección del representante español, en ninguna de las fases. Pero ayer, tras leer la noticia en vertele.com, entré en la Web y voté por Coral. Si que es cierto que, entre los candidatos, eché en falta a Mirela, vecina de Aranjuez que se ha presentado varios años (Quedando el año pasado la sexta o séptima con el tema ‘Nada es comparable a ti’). Debe ser que, a pesar su promesa de seguir intentándolo hasta que lo consiguiera, la llegada de Marchante le ha quitado todas las ganas... Y es que, que gane Popstars Queen a cantantes de verdad que se prestan voluntarios para este concurso clama el cielo.
 

4 comentarios:

  1. Yo propondría que para poder acceder a la fase final del concurso se demostrara tener una "cierta" carrera musical o al menos un disco en el mercado.

    Ahora bien, si la gente vota para que personajes como Karmele Marchante sean elegidos para participar en Eurovisión, habrá que resignarse a lo que dice el público. El problema es como se mide o determina esas preferencias. Durante años se ha estudiado lo que se conoce como la "Teoría de la Elección Colectiva" y "el Teorema de Arrow" que recogen, entre otras cosas, la práctica imposibilidad de encontrar un método de elección que satisfaga a la mayoría cuando el número de alternativas es muy grande.

    Pero el problema llega cuando las audiencias mandan. Las dos ediciones más vistas de Eurovisión en la última década coinciden con Rosa y Chiquilicuatre, en un caso por la simpatía e ilusión que generaba y en otro para protestar por el constante amiguismo que se ve en la vieja Europa (y sobre todo en las antiguas repúblicas soviéticas)

    Y es aquí cuando debemos reflexionar si lo que nos importa es llevar a alguien profesional, reírnos de Europa o reírnos de nosotros mismos. El concurso ha perdido la supuesta calidad musical que se suponía y al final, nadie se acuerda de quien ha ganado en anteriores ediciones. Entonces, ¿merece la pena tanto revuelo?

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  2. Y Yo propongo: No ir a Eurovisión, ejemplo de frikismo y de votos concertados entre países de lo más descarado ¿por qué nos seguimos presentando año tras año? Propongo no ir y que nos ahorren el pábulo que se le da a seres como la Marchante, el Dantés, un tío que se hace llamar Angel Divino (éste es pa verlo) o la Rapado... ¡En fin, que no puedo con mi cuerpo!
    Besos miles

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  3. Que no cunda el pánico. Karmele ya está out!!!! menos mal... jajajaa

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  4. Hablando de Eurovisión, me estoy acordando del tinglado que montaron en La Noria la misma noche que Ckikilicuatre actuó en el certamen. Lo llamaron de todo menos bonito, pero lo más fuerte fue lo que se pusieron a decir sobre la TVE, la conspiración de El Terrat para llegar hasta las altas esferas del Gobierno, el resurgimiento del bloque soviético como en los tiempos de la Guerra Fría... ¡Vamos, que se les fue la olla pero bien!
    El caso es que tildaron al concurso de viejo y anticuado. Supongo que eso irá en gustos, pero me gustaría ver las caras de Jordi González y compañía al ver que una de las tertulianas estrella de su cadena va a participar en algo que tanto criticaron y se molestaron en poner por los suelos.
    ¡¡Que vuelva el Chiki-chiki ya!! Rodolfo era un personaje, una broma que no hacía daño a nadie, pero Karmele es que es así de tonta (con perdón).
    Como siempre, buen post Robert. Abrazos.

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