Otro adelanto

Así pintaba, así, así... y como de momento sigo pintando la casa, apenas puedo escribir. ¿qué os parece un nuevo adelanto de Epsilon III? Pero ya sabéis, este fragmento puede sufrir variaciones en su publicación original.




El pequeño barco, en el que Seleba y compañía viajaban, surcaba los mares en dirección a Silvanio. Lo hacía sin que ninguno de los presentes presintiera lo que estaba sucediendo en José y navegando ligeramente gracias al viento que soplaba a favor. Habían decidido utilizar aquel pequeño barco por la comodidad para un grupo tan pequeño. Hacerlo en otro más grande sólo hubiera traído complicaciones innecesarias, además de prever que los necesitarían los hombres que partirían con Zeurq. Por eso ahora viajaban en aquel navío, rápido pero frágil.

Sólo disponía de dos camarotes, con camas de madera tiradas en el suelo, y tan pequeños que apenas se podía concebir aquellos lugares como para algo más que dormir, y que quedaron distribuidos en tres y cuatro: Seleba, Merlo y Fastian en el más pequeño y Preston, Marmir, Adan, y Leisa, el más grande y que daba justo a la cubierta. No obstante, apenas hicieron uso de ellos. La mayor parte del tiempo estuvieron fuera, contemplando el inmenso horizonte sumido en una especie de letargo eterno, como si aquellas aguas jamás hubieran sido atormentadas. Sobre el puente de mandos, Merlo pilotaba con gran tranquilidad, acompañado de Fastian. Ninguno de ellos hablaba. Los dos miraban al horizonte sin más sonido que los acompañase que el de las aguas rompiendo con el barco. Fastian estaba bastante serio y Merlo le observaba de soslayo, como si intentara adivinar qué preocupaba a su amigo. Llevaba demasiado tiempo comportándose de un modo extraño.

Abajo, los demás permanecía con leves conversaciones que se perdían a los pocos minutos, sin poder alargar más aquellos intentos en mantener una coloquial charla que los evadiera de aquel mal augurio que los azotaba. Preston era quién más pensativo estaba de todos, mirando con detenimiento aquella línea dónde el mar se mezclaba con el cielo, aguardando el momento exacto en el que las primeras tierras aparecieran en la lejanía indicando que ya llegaban a Silvanio. Aunque aún quedaba camino. Un poco más alejado de él, Adan, Seleba y Leisa intentaban sin mucho éxito evadirse, y detrás de ellos, Marmir estaba inmóvil en la popa, mirándolos a todos sin saber qué hacer o decir.

Leisa no dejaba de mirar a Preston. Lo hacía con disimulo, cómo si no deseara que Adan se percatara de ello, algo irrisorio –se decía-, al fin y al cabo, Adan podría entender la preocupación que ella sentía. Veía al capitán ahí inmóvil, casi sin pestañear. Notaba su preocupación y deseaba poder hacer algo que le ayudase, aunque no tenía palabras que le reconfortaran. Pasadas unas horas de gran aburrimiento, optó por levantarse, sacudiéndose el trasero con fuerza y se acercó bajo la mirada de Adan, quién la siguió con incertidumbre. Posó sus manos sobre la barandilla y suspiró compartiendo la misma vista que Preston llevaba contemplando desde el inicio.

- ¿Preocupado? –preguntó risueña tratando de sacarle de sus pensamientos. Preston se volvió ligeramente, fijando sus ojos en los de ella, e instintivamente los bajó un poco más, allá donde el corte de su vestido se perdía entre los insinuosos pechos. Inmediatamente volvió a levantar la mirada, hacia los labios de Leisa, y asintió con una sonrisa forzada - Todo va a salir bien.

- No sé… ¿Qué vamos hacer según lleguemos? ¿Qué nos vamos a encontrar?.. No… no entiendo qué está sucediendo, por qué parece que el mundo se ha vuelto loco.

- Son tiempos difíciles –apuntó ella sin poder decir más, guardando un nuevo silencio. Todos los demás permanecían expectantes, escuchando mientras fingían no hacerlo, con el silbido del aire susurrando en sus oídos.

Aquel instante fue interrumpido a los pocos segundos después. Desde el puente de mandos Merlo avisaba de un peligro. Se estaba acercando algo sumergido entre las aguas desde babor, una sombra que no sabía identificar con precisión, o mejor dicho, que se negaba a precisar. Fue Marmir quien sumido en sus pensamientos volvió en sí cuando vislumbró la silueta de una de las bestias, levantándose de un sólo salto al tiempo que gritaba con todas sus fuerzas. Todos palidecieron. Aquel barco era muy endeble, no tenía armas, no había nada con lo que pudieran hacerle frente. Estaban abocados a una muerte segura, en medio de aquel mar a merced del animal que se les acercaba lentamente, como si estuviera analizando el objetivo que tenía enfrente. Todos se apresuraron a mirar a la bestia, con las miradas congeladas de pánico, de horror. Merlo y Fastian desde el puente de mandos, sin atreverse a gesticular o decir algo y los demás, desde babor, paralizados ante el inminente peligro.

- Nos va a matar –vaticinó Seleba horrorizada -¿Qué hacemos?

2 comentarios:

  1. Mola.

    Sí, es una critica de una sola palabra XD

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  2. Jeje, sólo falta decir: en tres minutos volvemos (cómo sa ha puesto de moda ahora en los cortes publicitarios de las cadenas). Lo cortas donde queda más interesante.

    Es una pena que no me pueda enterar de mucho ya que no he comenzado ningún libro de la saga Éspsilon, pero trataré de hacerlo. De hecho una de mis promesas de este año es leerme al menos 1 libro al mes, que pueda sonar a poco, pero yo que soy más de relatos, revistas o artículos, eso supone un reto. Acabé el año con "Crónicas del Amor Oscuro" y empezaré enero con "La Mecànica del Cor".

    Saludos y ánimo con la pintura (sé lo que cansa porque mi padre ha trabajado como pintor 50 años)

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