Es mejor ser raro


Me ha pasado en infinidad de ocasiones. Cuando uno espera algo de alguien y éste no responde al nivel deseado, siempre, automáticamente siempre, hay alguien dispuesto a justificar sus actitudes bajo ese extraño e incomprensible mensaje que dice: “No se lo tengas en cuenta. Ya sabes lo raro que es” y ahí es dónde ya no comprendo nada.

Me encanta esa justificación. Alguien es un tanto excéntrico, variopinto, y eso es bastante para poder perdonar cualquier cosa. Es raro, no hay que tenérselo en cuenta. Así que los demás, los supuestos normales, debemos comprender y no dar importancia cosas, actitudes, que de otro modo sí se tendrían que tener en cuenta.

En primer lugar, yo ya estoy cansado. Cansado de ser siempre a quien le toca ceder por las rarezas de los demás, de ser siempre lo que todo el mundo espera, quien aguanta las excentricidades de todos cuando nadie es capaz de transigir para aguantar las mías y es que, ¿Quién ha dicho que yo sea normal? ¡Sí yo también soy raro! ¿Acaso alguien me puede definir qué es lo normal?

Si partimos de la premisa que todos tenemos que ser aguantados por otros y que en una mayor o menor medida, cada cual tiene sus rarezas, no comprendo porque algunas personas parecen tener luz verde para cualquier idiotez que se les pasa por la cabeza. Son raros, extraños, y es mejor no discutir con ellos, no llevarles la contraria. Claro, es mejor dejarlos en su locura, en su tozudez sin remedio. ¿Para qué vamos hacerles bajar al mundo donde residen todos los demás? No, es mejor que se queden en su nube.

Yo ya lo he dicho. No me considero especialmente raro, pero normal como tal, tampoco me considero (Tal vez porque, al lado de la palabra normal está el sinónimo ordinario. McBealismo en estado puro, señores) Sin embargo creo que eso no me da derechos para que todo el mundo se pliegue a mis rarezas. Por tanto ¿he de hacerlo yo? Y muy a mi pesar, normalmente cedo. Cedo para evitar los conflictos, para no contrariar a nadie, porque me gusta ser, en cierto modo, como me gustaría que me vieran los demás.

Lo peor de esta rareza mía, la de satisfacer en cierta medida las rarezas de los demás, termina con un curioso momento. Cuando le vaso se rebasa, me encierro en una rareza nueva. No me apeo del burro, y aún sabiendo que me equivoco (que no siempre es así) me quedo con mi argumento. Soy capaz de apostar al caballo perdedor sólo por llevar la contraria… y qué gracioso, entonces nadie dice: “Dejadlo, que ya sabemos lo raro que es”. Yo no tengo el derecho que tienen otros adquirido por defecto.

Hoy quiero reclamar mi derecho a ser raro. Pero es más, reclamo que se reconozcan mis rarezas pero no para que se transija conmigo, como me piden que haga yo con los demás. Porque todos somos raros y si aquí hay que plegarse a los pies de los más cabezotas, mal vamos. Lo mejor será que dejemos de tener en cuenta estas pequeñas excentricidades que todos tenemos y que aprendamos a tener que afrontar nuestros actos, aunque éstos sean provocados porque sí, porque somos raros. En realidad todos lo somos, por lo que no es un eximente para justificar nada.

3 comentarios:

  1. Yo también estoy cansada de tener que transigir con todos solo porque ellos son como son. ¡y yo qué!

    Muy harta, de verdad, y stoy contigo. No me valen esas excusas baratas. Siempre tengo que ser yo quien de el brazo a torcer, la que hace la vista gorda para que haya buena armonia.

    Joder, Roberto, es que hoy escribes como si estuvieran en mi piel. NO podías ser mas oportuno. Has dicho lo que pienso hoy tal cual.

    Besooos, y eso que yo también soy rara. A ver si mi rareza debe ceder tambien a los de los otros.

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  2. No hay nada de malo en ser raro, todos lo somos, unos más que otros, pero todos al fin somos de una madre y un padre diferentes. Solo hay que seguir en esa armonía de no rallarse en exceso con bobadas, mientras que uno no se sienta imbécil, y el fin final merezca la pena, en caso contrario nunca transijas con nada ni con nadie, y menos para satisfacer a nadie, sea quien sea, ni siquiera conmigo. Tú sabes de qué hablo, lo importante es que tú hagas lo que te gusta, sin darle más importancia a los rodeos que haya que dar para ello, es difícil entenderse con la gente, pues no nos conocemos ni a nosotros mismos, así que menos a los demás..
    Besoss corazón de melón,

    Te quiero y lo sabes,

    Eva

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  3. Ya lo dijiste: todos somos diferentes, y???.
    que tus pensamientos coincidan con lo de los demás no te hace igual a ellos, eso ya lo sé... así que no te preocupes. Además, si te refieres a "raro", pues deberías saber que significa poco común (anormal, respondiendo de paso lo que preguntaste). Muchos me han dicho que soy raro por mis actitudes y no me siento mal por eso (quizá antes, pero ya no). Que tengas un problema para expresar lo que piensas frente a los demás (respetando, claro está, los diferentes puntos de vista) no es motivo para que tildes de idiotas a los que sí pueden.Toma en cuenta las palabras de tu amiga Eva, y deja de contradecirte solo por darle el gusto a los demás (que dudo mucho que sea una rareza, pues varias personas lo hacen- yo los llamo..."corderitos de la sociedad").

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