Como Ally McBeal

Ally atascada en el retrete.

Hoy me estoy acordando del último capítulo de Ally McBeal. ¿Os acordáis de aquella serie? Trataba de una abogada majara que se desvivía por encontrar el amor. Una serie mítica de finales de los noventa que yo seguí con detenimiento. De hecho hoy tengo todas las temporadas en DVD y las he visto en infinidad de ocasiones. La serie era muy divertida, provocando un sinfín de situaciones disparadas que ligadas con la imaginación de la abogada resultaban aún más ridículas. Todo era por encontrar el amor. Ése era el argumento principal, el eje por el que se movía la serie aunque luego otras historias confluyeran por sus capítulos.

Se trataba de la búsqueda del amor real, aquél que dura para toda la vida, y Ally reconocía con orgullo que su mayor defecto, y lo que más anhelaba, era la dependencia emocional. Aquella franqueza era conmovedora, por eso los seguidores de la serie de abogados queríamos un final digno, con Ally por fin pasando por el altar ¿Acaso no era eso lo que ella tanto quería?

En el último capítulo hubo boda, como era previsible. Lo que no lo era, fue el protagonista de aquel enlace, pues no fue el suyo sino el de su amigo. Ally no había encontrado el amor en las cinco temporadas que tuvo. Fue un camino disparatado dónde encontró hombres a los que amar, pero ninguno de ellos llegó a ser lo que ella pedía, y fue algo injusto de cara a los seguidores. Todos queríamos que Ally tuviera por fin su recompensa a tanto trabajo, a tanta búsqueda. Era eso lo que prometía el capítulo piloto y no ese otro final tan agridulce.

Sé perfectamente que el final de la serie no buscó ningún tipo de moraleja. De haberlo intentado, hubiera sido el que presuponíamos. En realidad, los guionistas tuvieron que dar salida a la serie debido a últimos datos de audiencia en Estados Unidos y el agotamiento que tenía la actriz de protagonizar ese papel, que dicho sea de paso le dio fama mundial, y eso les hizo precipitar el final sin conseguir aquel que complacería a los fans.

En aquel último capítulo, Ally se iba de Boston por problemas personales con su hija –ésa que se sacaron de debajo de la manga-, pero no podía marcharse sin ver como su amigo Richard se casaba con Lisa. Lo adelantaron todo e improvisaron un enlace tan de mentira como surrealista. En el momento cumbre, cuando se decían los votos y toda la parafernalia ceremonial, Ally cerró los ojos y por un momento vimos, como en una ilusión, el verdadero final. Algo digno de la serie, pues gran parte de los argumentos giraban en torno a esas alucinaciones. Ella se imaginó vestida de blanco y el cura que sufría de ataques de sueño le decía si aceptaba a Billy, Larry, Víctor… como su legítimo esposo.

Debo reconocer que a veces me siento como esa Ally. Por supuesto no en el terreno sentimental, sino en otros dónde vuelco parte otras ilusiones, pero con significados similares a los que ella les otorgaba (Que no cunda el pánico: aún no me ha cantado All Green). Veo como otros hacen y actúan, como caminan por sendas correctas y prósperas mientras yo sigo sumergido en mis fantasías, en senderos difusos, borrosos, grises, caminos que no llegan a ningún lado, o al menos no al destino que me prometí llegar. A veces hasta llego a pensar que no es justo. En la película de mi vida, la última temporada debería acabar bien, cómo les hubiera gustado a esos espectadores que vieron cómo Ally se iba a Nueva York sin haber encontrado el amor. Y a veces temo que no sea así.

Siguiendo con la comparativa de la vida con una serie de televisión, sé que aún tengo muchas temporadas (o al menos cuento con ellas. Esperemos que la audiencia no me dé de lado), y que aún pueden surgir muchas nuevas historias que varíen el curso de la serie. Pero, es verdad, me apena mirar la futuro y pensar que éste se resuelva en mi contra mientras veo como otros cumplen “mis sueños”, a veces dudando si de verdad son los suyos o si simplemente se han dedicado a vivir los de los demás. Supongo que es muy humano esto que me pasa. Es miedo al fracaso, en resumidas cuentas.

Por otro lado, si me detengo a pensar en el final de Ally, diría que aquel agridulce capitulo contenía gran parte de verdad. Ally vivía en una utopía fantástica, la misma que puedo vivir yo. Ally nos abandonó y no consiguió su objetivo porque estaba destinada a otras alegrías diferentes a las que buscaba. Y yo me pregunto ¿Es eso lo que me pasa a mí? ¿Estaré destinado a diferentes alegrías a las que persigo? Entonces me acuerdo del primer episodio (consecuencia de haberlo visto millones de veces). Acababa con ella y Richard dentro de un ascensor. Entonces él era su jefe y le aconsejaba que no buscase el amor. Era una variable inestable por el que no merecía apostar. Debía hacerlo por la pasta. Pasta a montones. Ella asentía y acababa con una reflexión. En realidad ella no quería encontrar una pareja, prefería el camino, tan lleno de emociones y vivencias, una víspera de Reyes constante. Claro, que esas palabras eran el invite para sus futuros seguidores para que vieran sus peripecias.

Éstas no acabaron como esperaba. De hecho, la mayoría de las veces no se cumplen. Aunque tal vez es preferible que me quede con las palabras del primer capítulo de Ally, y no con los sucesos del último. Lo consiga o no, lo divertido es el camino, la víspera constante dónde la ilusión por lo que pueda suceder todavía está en el estómago, como millones de mariposas revoloteando con fuerza. Ya habrá tiempo de apenarse cuando vea que no se cumple o lo mismo ni siquiera merezca la pena. Pensándolo detenidamente, puede que ésa fuera la moraleja de la serie.


4 comentarios:

  1. Amor, felicidad, destino, suerte. Añádele un par de conceptos más, mézclalos en la coctelera y te saldrán miles de vidas diferentes, algunas mejores y otras peores.

    Cuando dices que lo divertido es el camino, me acuerdo de una refelxión que nos mencionó un día nuestra profesora de cultura clásica en 4º ESO (sí soy un despojo de la LOGSE): no hay trabajo más desagradecido que la buena comida que hacen nuestras madres; se pasan horas en los fogones para luego acabar digiriendolo todo en unos pocos minutos. Habitualmente sólo lo agradecemos en los grandes banquetes como Navidad o alguna otra celebración.

    Estoy más que seguro que otros celebran "mis sueños" y la pena que me da es que nunca llueve a gusto de todos, porque lo que están haciendo no les vuelve feliz y en cambio a mí me ayudaría a saber hacia donde voy y a sentirme útil.

    Me ha hecho gracia que hagas mención a este clásico de la tele. Nunca vi la serie, la echaban en T5 si no recuerdo mal, quizás porque había conceptos que ni por aquel entonces me planteaba. La mejor amiga de mi exnovio tiene un perfil en el Facebook con el pseudónimo de Ally McBeal y recuerdo un día, que estábamos buscándola para ver unas fotos, y que nos surgieron decenas de personas que utilizaban o tenían ese nombre, muchos de ellos como homenaje al personaje. Por lo que veo fue como una especie de Bridget Jones de los 90.

    Llegados a este punto, hago caso a lo que un día mi madre me dijo muy seria mientras estábamos viendo en la tele uno de esos anuncios de apadrinamiento de niños: no nos podemos quejar mientras tengamos un sitio donde dormir y un plato que llevar a la boca. Tan duro como cierto.

    Saludos

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  2. Yo fui una de las seguidoras de aquella serie. Cómo dice Miguel si, era como una Bridget Jones americana que fue un icono para muchas mujeres, y porque no también hombres.

    Creo que el exito dela serie radico precisamente en la capacidad de conectar con sentimientos que la mayoria de las mujeres hemos sentido en un momento dado. La rivalidad del feminismo con ciertos valores machistas que aun hoy perseguimos, la lucha moral de ser quien queremos ser y por supuesto el amor. Sus ilusiones y alucionaciones lo fueron todo.

    Pero pese a que no consiguio un final feliz, habia algo que quedaba claro. Ally estaba viva. Tal vez debas quedarte con eso Rober, ¡estas vivo! ¿cuanta gente vive por vivir, como meros parasitos, sin nada que anhelar?

    Recordando la serie (yo tambien soy tan friki que tengo los DVD) te voy a contestar con palabras de Richard. Era un capitulo donde hablaba con John, quien le preguntaba como se veia dentro de 10 años. Richard le contesto que eso era un error. NO preguntarse eso ahora suponía una depeción que se ahorraria dentro de 10 años. (genuino el fish)

    Tambien te valdría este otro argumento. Puede que algun dia despertemos y nos preguntemos como hemos llegado hasta aqui. Pero nadie nos dice que tengamos que despertar. Sigue soñando, como Ally. Yo también lo hago

    Muchos besos!!!!

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    1. Más vale tarde que nunca!! pero me gustaría añadir a tu bonito mensaje que: Viven más los que sueñan despiertos que los que sólo sueñan dormidos ];o) Un beso.
      -AlfSparrow-

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  3. Lo que más se anhela, es lo que no se tiene; por lo que más se lucha es por lo que se desea tener... por ello muchas veces lo idealizamos y, al elevarlo por encima de la realidad, nunca lo conseguimos aunque lo toquemos con los dedos. Cuando conseguimos lo tanto deseabamos, la ilusión se muere... quizá muchos necesitan vivir con esa ilusión eterna de lo que nunca llega.
    Besos miles

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