Final Fantasy X: simplemente, sublime



¡¡AVISO DE SPOILERS!! - Si estás jugando o pensando en jugar, no leas esta entrada. Revela datos de toda la trama argumental.
Recupero esta pequeña sección de análisis personal a las entregas de Final Fantasy para ocuparme de la décima -sí, ya sé que en noviembre debería haber escrito sobre la nueve, pero ya la recuperaré otro día-. Hoy quiero hacerlo con la que tocaría en diciembre, y con aquella que personalmente considero la mejor con gran diferencia. Algunos me habéis preguntado para qué cuento las tramas de los juegos, cuando aquéllos a quienes les gustan ya lo han jugado mientras lo que no, no sienten interés. Pues precisamente para estos últimos, que sé que no jugarán y por tanto no conocen estas historias.
Final Fantasy X ya tiene unos cuantos añitos, fue la primera de la saga en aparecer en las consolas de la generación anterior (Concretamente para play station 2) y al mismo tiempo se le puede considerar la última de una época, aquélla que venía firmada bajo Squaresoft antes de fusionarse con Enix para crear la gigantesca Square-Enix.
La historia nos llevaba a Spira, un mundo atemorizado por una increíble bestia llamada Sinh que atacaba los distintos pueblos como castigo divino por la vida acomodada y mecánica en la que vivían hacía mil años. Sólo la invocación suprema puede derrotarlo, pero no para siempre, pues tras un breve periodo de tiempo, regresa para continuar sembrando el terror. Bajo este panorama aparece un joven deportista llamado Tidus, quien es teletransportado desde su ciudad a Spira tras sufrir un inesperado ataque de la bestia. No sabe cómo ha llegado hasta allí y desconoce todo por cuanto se rige tan misterioso mundo, llegando a pensar que ha avanzado mil años en el tiempo, ya que la gente con la que se encuentra le aseguran que Zanarkand, su ciudad, llevaba desde entonces destruida. Por esto mismo, nadie creerá su historia y asumirán que, lo que en realidad le ocurre, es que está enfermo. Por suerte, Tidus conoce a Wakka, quien está dispuesto a ayudarle llevándolo a Luca, con la esperanza de que allí pudiera encontrar a alguien que le conociera.
Su viaje se inicia ahí, en la isla de Besaid, y en un inicio lo compartirá con Yuna, una jovencita que acaba de iniciarse en el arte de la invocación con el objetivo de perfeccionarse, obtener la invocación suprema y acabar con Sinh. Yuna congeniará pronto con Tidus, convirtiéndose en uno de sus apoyos, en gran parte porque será la única que creerá que viene de Zanarkand debido a que ya conoció a alguien que aseguraba venir de allí. Cuando ella era niña, su padre partió con idéntica misión que la que ahora le ocupa, y con él viajó Jecht, el padre de Tidus, que desapareció de Zanarkand hacía diez años.
La revelación de que el odiado padre también cayó en Spira, traerá a Tidus por la calle de la amargura, sobre todo con la idea de un posible encuentro. Aunque esto se agrava cuando llega a Luca y se topa con un viejo amigo que le cuidó cuando Jecht desapareció, Auron. En este punto, las sorpresas se suceden unas tras otras, pues a lo de su padre, debe sumar el hecho de que Auron no fue un simple señor que le protegió en ausencia de Jecht. Auron fue otro compañero en el peregrinaje del padre de Yuna y acudió a Zanarkand tras prometer a Jecht que cuidaría de su hijo. Aquí Tidus hace la pregunta más evidente, su padre ¿Aún vive? A lo que Auron responde: " Sí, si a eso lo puedes considerar vida". La incertidumbre aumenta por momentos hasta que finalmente revela lo aún más inexplicable: Sinh es Jetch y Tidus ha caído en Spira por petición de su padre para que lo mate.
Así, Auron y Tidus se unirán oficialmente al viaje de Yuna, cuya misión es matar a Sinh, con el muchacho lleno de dudas e incongruencias sobre cómo su padre se ha convertido en tan abominable criatura o cómo puede serlo si Sinh ya existía mucho antes de su tiempo. Y mientras ella visita templos para mejorar como invocadora, el grupo empezará a vivir una serie de tramas paralelas que engordan esta gran historia. Por ejemplo, los continuos asaltos de los albheds, un grupo de personas que intentarán detener a Yuna, entre ellos su propia prima, Rikku, quién no quiere que acabe el peregrinaje por motivos que más tarde se desvelan. O Seymour, un guado que querrá ayudarla inexplicablemente, aunque luego también se desvelan sus oscuros intereses.
El peregrinaje proseguirá arrojando más datos sobre este curioso mundo y su maldición. Tidus descubrirá que los entes que invoca Yuna provienen de los oradores, hombres y mujeres que vivieron antaño, convirtiéndose en piedra para soñar eternamente con su Zanarkand, como también descubrirá que la misión de Yuna requerirá su vida, pues la invocación suprema acaba con el invocador (Motivo por el que Rikku intenta detenerla, petición a la que se sumará el propio Tidus al enamorarse de ella). Pero la mayor revelación llegará cuando un orador se le aparece en sueños, en su propio Zanarkand, y le dirá que él forma parte de ese sueño, y que depositan en él sus esperanzas para que puedan dejar de soñar.
Finalmente, el último destino de su viaje acaba en el mismo Zanarkand, pero el que está destruido, dónde se encuentra con el espíritu de la primera invocadora que mató a Sinh: Yunalesca. Ella les contará que la invocación suprema no existe como tal, y que en realidad se trata de la unión de dos personas, invocador y un nuevo orador que proviene de uno de sus compañeros de viaje. Por tanto, Yuna debe elegir a quien debe "matar" para poder enfrentarse a Sinh. Voluntarios no le faltan, pero antes de elegir, la muchacha pregunta cómo puede matarle para siempre, pues ella no quiere que su sacrificio sea en vano y es aquí dónde empieza a encajar todo. Yunalesca afirma que es imposible acabar con Sinh. Spira está inmersa en una espiral de muerte donde todo muere, salvo él, que renace para traer más muerte. Con su sacrificio sólo se consigue renovar la esperanza del mundo. Cuando ella mate a Sinh, Yu Yevon (El dios) posee a la invocación suprema y crea un nuevo Sinh... y de ahí que la actual bestia sea el padre de Tidus, pues Jecht fue quien se ofreció para que el padre de Yuna pudiera realizar la invocación suprema. (Motivo, por cierto, por el que Seymour les quiere ayudar. Él quiere ser el nuevo Sinh)
Yuna estaba dispuesta a morir, pero sólo para matarle para siempre, y las revelaciones de Yunalesca le hacen sentir cómo la han engañado y cómo su padre murió para nada. Así que ella no acepta la invocación y se enfrenta a Yunalesca para que nadie más se sacrifique en vano. Acaban con ella e informan al clero del resultado, provocando la ira y desesperación de sus máximos representantes, ya que asumen que jamás pondrán acabar con Sinh. En ese instante, el orador se aparecerá de nuevo, dándoles la clave para resolverlo. Deben entrar en el interior de la bestia y acabar con Yu Yuvon... Lo que viene después, es el trágico y previsible final. Atacan a Sinh, entran en su interior y se encuentran con Jecht, a quien Tidus tiene que matar para sacar a Yu Yevon de su interior. Acaban con él e inmediatamente después, Yuna debe acabar con todas sus invocaciones para evitar que posea otro cuerpo. Y por fin, la batalla con el dios y el emotivo vídeo dónde ella envía al Etereo (o cielo/paraíso) a sus invocaciones, a Sinh, a Jecht, a Auron (Quien ya estaba muerto desde hacía diez años)... mientras todos son testigos de cómo Tidus se empieza a desvanecer a medida que los oradores dejan de soñar.
Ayer mismo volví a ver este final, el más emotivo que jamás he visto en un juego, y tras volver a emocionarme debo reconocer que sigue siendo el mejor, ya no sólo Final Fantasy, sino el mejor juego al que he jugado en mi vida. Tiene todos los ingredientes para ser una obra maestra atemporal que no me canso de repetir. Todos los personajes tienen su historia, su personalidad, su trasfondo. La música, compuesta por Nobuo Uematsu, también es sublime, con ese tema a piano tan triste y bello al mismo tiempo. La trama amorosa está perfectamente hilvanada con el drama que vive el mundo, pero sin ocupar el eje central de la historia, y los duelos sentimentales que se plantean, como las despedidas de Tidus y Jecht, están muy logrados (Nada que ver con la muerte de una Aerith que cae con total indiferencia a los personajes del FFVII). Además, el juego está repleto de simbolismo de la propia saga y el cambio que estaba a punto de experimentar. Como por ejemplo cuando empezamos y se nos dice: "Escuchad mi historia. Puede que ésta sea nuestra última oportunidad" aludiendo a una posibilidad de que la nueva política de la empresa acabase con la saga, para llegar al final del juego y tener que matar a todas las invocaciones, buque insignia de Final Fantasy, de una a una, y finalmente acabar los últimos segundos del juego con una petición de Yuna: "a los amigos perdidos, a los sueños desvanecidos, nunca los olvidéis", como si nos pidiera que mantuviéramos en la memoria, cual orador que soñaba con Zanarkand, las diez entregas de la saga.
A partir aquí, la nueva política de la entonces recién nacida Square-Enix provocó cambios muy criticados, dejando a la décima entrega como su última gran obra maestra. Cambios como el primer spin-off de la saga con Final Fantasy X-2 (Hipercriticado por los fans), el primer juego on-line con FFXI (aún más criticado) para llegar a FFXII y que surgieran dos bandos enfrentados por cambios sustanciales en el sistema de batalla, invocaciones etc... pero esto ya es arena de otro costal.
Lo cierto es que, pensándolo ahora mismo, en esta entrada no he comentado nada acerca de su apartado técnico, sistema de batalla, etc. pero es que, cuando la historia es tan brillante, esto pasa a un segundo plano. Pero haciendo un breve apunte, el apartado técnico es bastante bueno para PlayStation 2 y el sistema de batallas es por turnos puros y duros.
Y hasta aquí este largo homenaje a Final Fantasy X, el primer juego que, para mí, es de diez. Os dejo con el tema principal del juego en el concierto de la Royal Stockholm Philharmonic Orchestra durante la gira de Nobuo: distant worlds.

2 comentarios:

  1. Gran juego, que verdad mas grande, como tambien eso de que fue el ultimo que valio la pena. Tenemos muchas espectativas con el 13... veremos lo que sucede. en cuanto al 10, que decir que no hayas contado. tiene una historia muy buena, aunque yo prefiero la del 7. Me parecia mas madura

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  2. Bueno, ante todo esto ha sido mi opinión personal. Sé que para muchos, la séptima entrega es la mejor, aunque a mí tampoco me sorprendiera mucho. Si que es cierto que tiene una historia muy madura, pero el diez también la tiene... de hecho, la madurez de las historias va “increchento” con cada número. El doce, a pesar de los pesares, tenía una trama política compleja que no encandilaría a los más jóvenes.

    La verdad es que a mí este juego, y otros de la familia, me tiene enamorado básicamente porque no se trata de un mata-mata, uno de estos de aporrear botones. Mucha gente, cuando habla de juegos, mentalmente se forja esa idea, algo que considero injusto. Sin ir más lejos, mi cuñada (Que últimamente la tengo de cómplice en todas mis fechorías) tenía un concepto del juego muy distinta a cómo lo tiene ahora, ya que el final que vi ayer fue el de su partida, que tras mucho tiempo insistiendo, conseguí que se metiera a jugarlo. Más que juegos, son películas interactivas o libros si me apuras (por su extensión)

    Respecto al 13, estoy convencido que será genial, pero han creado tantas expectativas que, cuando lo acabemos, se nos quedará corto... esperaremos algo que seguramente sucederá, pero como le han dado tanto bombo, no lo valoraremos, confiando que suceda más. Esperaremos más de él aunque cumpla con las normas de la saga... Pero bueno, es lo que tiene que nos hayan vendido tanto el juego. Saludos y gracias por comentar

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