Pau Roig: foto a foto


Hoy os traigo al blog a Pau Roig, un joven de Barcelona que estudia en el I.E.F.C., la escuela de fotografía con más años de experiencia dentro del país y de reconocido prestigio europeo. No sabría decir por qué empezó con la fotografía, sólo sabe decirnos que necesita hacer fotos. Es su forma de vivir y de expresarse, vomitando así su percepción de la realidad más extrema: desde la más bella hasta la más cruel.


No se puede explicar con una palabra cada una de sus fotos, como también es posible que existan tan diferentes lecturas, que es mejor detenerse a observar y mirar lo que capta el objetivo de su cámara.



Usa una gran variedad de técnicas en función del momento y sus necesidades de expresión. En cuanto a los modos analógicos, Pau nos confiesa que le gusta jugar con los colores y la aleatoriedad que te aporta el carrete de color. A veces revela las diapositivas realizando un cruzado, que consiste en invertir los productos químicos de una diapositiva como si fuera una película negativa de color, obteniendo diversos resultados, como un aumento del contraste y de la saturación, y posiblemente algún tipo de cambio de color. También realiza reportajes nocturnos en locales o conciertos, usando la velocidad como elemento clave.

Aún está empezando a caminar, no obstante sus primeros movimientos le han llevado a exponer en una muestra de arte joven del Distrito del Guinardó, en la edición del Stripart' 09. Además, nos avanza que el próximo mes serán publicadas 5 fotos suyas en la revista TimeOut de Barcelona.
Todavía tiene que acabar sus estudios, que finalizará este curso, y espera poder dedicarse en pleno a su trabajo una vez éstos finalizados. Moda, retrato, desnudo… son temáticas muy diferenciadas, pero que muy fácilmente pueden mezclarse, y a las cuales le encantaría poder volcarse. Espero que os gusten sus fotos. Para ver más de este joven, visita su página web:

1 comentario:

  1. Sin duda es un artista, que pena tenerle tan lejos. Un abrazo y le deseo todo lo mejor, porque se lo merece, Eva

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