Mañana, la portada

La llegada de la última entrega de Épsilon es inminente. Sí, ya está a la vuelta de la esquina, a menos días que dedos tenemos en las manos, y con ella, llegará el broche final a tantos días, semanas, meses e incluso años de trabajo. Dije que saldría en Abril y aún hoy no las tengo todas conmigo, pues estamos a cuatro días para acabar este mes. Pero sí puedo prometer una cosa con toda seguridad. Llegará en menos de diez días.
Lo cierto es que la intención era haberlo colgado antes, pero esta semana dónde debía ultimar los últimos flecos, llevarlo al registro y demás asuntos relacionados con Épsilon III, han hecho que esté bastante ocupado. Fuera de casa, incluso.
Pero el jueves lo llevaré temprano al registro de la propiedad intelectual, y ¡Ya tengo la portada! Sólo me queda lo propio a la maquetación en los formatos de 21x15 y 23,5x17, un trabajo que, parecerá una tontería, pero que lleva lo suyo. Porque en función de cómo lo haga, saldrán más o menos páginas. Para el formato pdf da igual. Cómo si le pongo un Times a letra 14, pero para esos amigos que prefieren leerlo en papel, respirar el aroma de un libro, sentir el tacto que vaticina la historia en la que se va adentrar, por ellos, debo hacerlo con cuidado. En primer lugar para evitar un encarecimiento del libro, que ya es de por sí es caro teniendo en cuenta que la compra a través de Internet conlleva unos gastos de envío, pero tampoco puedo ponerlo a una letra diminuta que apenas se aprecie. Debo conciliar ambos sentidos para que no salgan páginas de más y se lea con comodidad.
Pero también hay más cosas que debo hacer. También tengo que preparar la sinopsis ¡¡Sí, aún no sé qué poner!! Y encima se me da fatal. Debo hacer la contraportada y el lomo. Y lo más importante para este final: una nota de autor de agradecimientos a ésos que creyeron en el proyecto 725 y el momento de deleitar con unas breves palabras el porqué a la trilogía. Aunque muchas de las cosas ya están aquí, en el blog. Pero creo que el lugar dónde debería estar es precisamente en el libro, en su última entrega, en las últimas páginas cuando el ávido lector haya llegado a esas tres letras que anuncian el esperado final.
Ni qué decir, porque ya lo he dicho millones de veces, que me aterra el hecho que los nuevos avatares de Épsilon no resulten del agrado de aquéllos que han leído las dos otras entregas. Porque ha sido una larga espera para ellos, y todos, con sus más y sus menos, han acudido aquí o a mí directamente, para explicarme las teorías que barajaban para estos Vestigios. Yo siempre les dije que andaban lejos. Pocos acertaron mínimamente lo que está a punto de pasar. También, como ya avisé, Épsilon ha sido una historia de ficción camuflada de fantasía. Una fantasía que parecía entreverse entre sus líneas pero que no se manifestaba como tal. Hasta esta entrega. Ya dije que puedo pecar de flipado pero no miento cuando digo que era lo que estaba pensado desde un inicio. No es que todo haya salido como esperaba. Hubo muchas cosas que se modificaron. A veces parecía que la historia siguiera el curso que le venía en gana. Pero la esencia era exactamente aquélla que quise captar cuando empecé a escribir a mediados del 2008 diciendo así:

“Todo estaba oscuro, demasiado para ser una noche dónde se suponía que había luna llena. Tan sólo el débil reflejo de algunas farolas aportaba a aquella solitaria calle un ápice de luz que indicase a sus transeúntes por dónde debían caminar. Pero tampoco había mucha gente que caminase por ahí. Sólo él, un hombre de treinta y pocos años, con las vestiduras rasgadas y mojado. Podía oír el chasquido de sus zapatillas al caminar, empapadas, y con cada paso que daba, notaba como el agua se le escurría lentamente por las suelas”

Mañana estaré fuera, pero os dejo algo preparado. La portada. Gracias, Julio… ¡Te ha quedado genial!

No hay comentarios:

Publicar un comentario