Una orquesta muy de jóvenes

Es posible que la gran mayoría de la gente asuma que el público objetivo de una orquesta sinfónica, de éstas formadas por una treintena de personas con pianos, tambores, flautas, violonchelos y demás instrumentos propios, sea un público ya adulto, tal vez de una clase social acomodada y con cierto nivel cultural para poder apreciar este arte. Es muy posible que, al hablar de una cita para deleitar los oídos con una orquesta sinfónica, todos imaginemos a un grupo de hombres y mujeres vestidos con trajes elegantes que escuchan sentados en el más absoluto silencio las exquisiteces propias de la música más sofisticada. Es posible que nos evoque esa imagen y seguro que no andaríamos muy alejados de la realidad.

No obstante, si existe una regla es porque hay algo que se la salta y hoy quiero traer esa excepción a este blog, para que aquel visitante que caiga aquí, ya sea por error o con premeditación, vea esta otra realidad. Se trata de una orquesta sinfónica, compuesta por un grupo de personas que dan conciertos esporádicamente, a puerta cerrada y a un número limitado de oyentes. Sus actuaciones suelen espaciarse mucho en el tiempo, una entrada para la audición es bastante cara, y sólo algunas ciudades como Tokio, Sidney, Boston, Los Ángeles o Munich han tenido el privilegio de acoger a esta orquesta en sus auditorios.
La gira, puesta en marcha desde el 2004 si no me equivoco, lleva el título de Distant World y la estrella de todo este tinglado es un japonés: Nobuo Uematsu, considerado el John Williams de los vídeojuegos. Sí, has entendido bien. Esta orquesta sinfónica recorre las ciudades más selectas para tocar a su público temas musicales extraídos de algunos vídeojuegos, más concretamente de la archifamosa saga Final Fantasy, temas que fueron compuestos por el propio Nobuo Uematsu para ambientar las historias más sorprendentes que se esconden en cada número de la saga.

Si estás pensando que la gente acude al auditorio, pagando 150 euros por localidad, va a escuchar temas de juegos de matar marcianos, estás equivocado. No, la gente acude a escuchar auténticas piezas musicales que suenan igual o mejor que otras tan populares como La Marcha Imperial de Star Wars o la melodía de Parque Jurásico, aunque sólo sean famosas para un público que aún es joven (Aunque poco a poco ya no tanto) y que creció con ellas como banda sonora de su vida.
Estoy convencido que el día de la audición acuden muy elegantes a la cita, emocionados, que el vello se les pondrá de punta con más de una melodía, y que más allá de esto no sabrán apreciar en todo su contexto a un Bach o un Beethoven, padres de la música clásica y las orquestas sinfónicas que tan poco están de moda en la actualidad y que sirvieron de inspiración a John Williams a la hora de componer para Star Wars, a Howard Shore para El Señor de los anillos, o, sí, a Nobuo Uematsu para Final Fantasy. Pero es gracias a él por lo que un día, todos ellos, se reúnen para escuchar esta música, acercándose a un género que parece reservado sólo a los ciudadanos más selectos y cultos.
Nobuo ha hecho, de la orquesta sinfónica, algo también de la gente joven que no sabe nada de música instrumental, que acude a la cita sin importarle el decoro propio de un auditorio y que no puede evitar gritar y aplaudir cuando los temas más famosos vuelven a vibrar en sus tímpanos a través de los instrumentos de esta banda musical.
Aquí os dejo una pequeña muestra de ello... y cómo no podía ser de otro modo, con el tema que más pasiones levanta: One winged angel. Sube el volumen...



Y ahora piensa que esto es de un juego ¿Quién lo diría?

No hay comentarios:

Publicar un comentario